Año CXXXIV
 Nº 49.081
Rosario,
domingo  08 de
abril de 2001
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La elegida de la semana
"Amores perros": La fuerza del cine auténtico
La película es un retrato de la soledad en las grandes ciudades

Fernando Toloza

Desde hacía mucho tiempo la cinematografía de México era inexistente para el cine comercial de la Argentina. La película "Amores perros" rompió el maleficio y se convirtió en uno de los fenómenos de taquilla y de crítica del año pasado, cuando se estrenó en la pantalla grande.
La base principal de la película son las convincentes actuaciones de cada uno de los actores y las buenas historias que se cuentan los tres episodios en los que está dividida la película, aunque haya algunas flojedades en el último.
El primero de los episodios cuenta la historia de un joven mexicano que vive con su familia y un día descubre que su mascota puede convertirse en un feroz perro de pelea. De esa manera ingresa en el violento circuito de las peleas de perros y consigue dinero fácil, que lo hace soñar con una vida mejor. En esa vida está presente su cuñada, de la que el muchacho está enamorado.
La segunda historia tiene un corte que se aleja de lo real, pero no por eso deja de ser dramática. El amor está en la base y lo que se cuenta es cómo ese sentimiento humano puede quedar devastado de un día para otro. En este episodio también es un perro el que pone en marcha la acción.
La tercera incursiona en los ambientes de pobreza y corrupción del México actual, y su protagonista es un ex revolucionario convertido en asesino a sueldo. De las tres partes esta es la que tiene la mejor actuación pero lamentablemente falla en algunos momentos del guión, llegando a un patetismo innecesario, porque no condice con la psicología del personaje.
Sin embargo, ese es un reparo menor, ya que "Amores perros" es una gran película, sin duda una de las mejores que se vieron en los últimos tiempos, tanto en lo que se refiere a la producción latinoamericana como estadounidense.
El filme estuvo nominado al Oscar para mejor película en la pasada edición de los Oscar. Fue una injusticia que ganase "El tigre y el dragón". La zoncera de la película taiwanesa se hace más evidente comparada con la cinta mexicana, pero ya se sabe que Hollywood suele premiar primero los éxitos de taquilla en los Estados Unidos y después, si le queda lugar, distingue la calidad. Ahora queda esperar que el director González pueda hacer otra película tan convincente como su ópera prima.


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