Año CXXXIV
 Nº 49.081
Rosario,
domingo  08 de
abril de 2001
Min 15º
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Un urbanista de la ONU apoya el proyecto para revitalizar el centro histórico
"Rosario tiene muchos más ases en la manga que otras grandes ciudades"
Yves Cabannes propone reglas de juego claras y consensuadas para superar la falta de integración urbana

Silvina Dezorzi

"Rosario tiene muchos más ases en la manga que otras grandes ciudades que conozco", disparó el coordinador del Programa de Gestión Urbana (PGU) de Naciones Unidas, Yves Cabannes, de visita en la ciudad. El elogio sirve para medir cómo impactó en el funcionario la intención del municipio por revitalizar el centro histórico, en coincidencia con un eje de acción que impulsa el organismo en las urbes latinoamericanas. El tenor de estas intervenciones no es sólo patrimonial, sino prioritariamente social. Sin embargo, Cabannes es también urbanista y no pudo dejar de ver la fisonomía de Rosario, de la que señaló como algo "muy marcado la falta de integración urbana" en la edificación. "Son como dientes que cada tanto salen de la encía", bromeó, en alusión a los edificios que alternan "descontextuadamente" con las casas de inicios de siglo. "Eso indica una ausencia de normas y de control", sentenció. La solución: "Reglas de juego claras y consensuadas".
-¿A qué se llama centro histórico?
-Los centros históricos son los viejos núcleos de las ciudades, centros consolidados que normalmente, en un plan urbanístico, tienen un patrimonio diferente, son más densos poblacionalmente y tienen funciones particulares.
-¿Y cómo define su revitalización?
-Nuestra línea de trabajo no es tanto patrimonial. Lo incluye, pero trabajamos más el tema de la gente en los centros históricos. Eso atañe a los usuarios del centro -el chofer de taxi, el que va a tomar un café, el turista, el que espera el ómnibus 20 minutos y tiene miedo- y también a los residentes. Cómo hacer para que la gente siga viviendo, y en buenas condiciones, en esos centros. Y cómo hacer para que trabaje en ellos. Entonces, una acción que emprendemos es ayudar a la gente a quedarse.
-Pero Rosario no parece sufrir un proceso de éxodo del centro histórico...
-No.
-¿Eso es un hecho auspicioso?
-El hecho de no estar perdiendo población no quiere decir que no haya gente que entra y gente que sale. El saldo puede ser positivo, pero lo importante es saber si la población que está allí sigue siendo la misma o si, por ejemplo, ha ingresado gente con menos recursos y otros perfiles. Eso no lo sé, habría que estudiarlo. Sí puedo decir que la fuerza de las ciudades y sus centros históricos está interesando mucho en América latina porque aparecen muchos problemas de degradación de la habitabilidad.
-Entonces, si el problema del centro histórico de Rosario no es el de la pérdida de población, ¿cuáles serían las posibles intervenciones para revitalizarlo?
-Esas nuevas ideas deben resultar de una consulta urbana. No venimos con recetas, sino a apoyar procesos como los que hubo en el Plan Estratégico, donde a la mesa se sentaron distintos actores urbanos: representantes de las fuerzas económicas, residentes, el gobierno, inversionistas, organizaciones sociales, para buscar nuevas soluciones y mejorar lo existente. A eso llamamos consultas urbanas. A partir de ella se llega a un plan con acciones relativamente precisas.
-Hace poco que Rosario se preocupa por preservar su centro histórico y no siempre de forma consecuente, de modo que ya perdió buena parte de su patrimonio. ¿En ese descuido puede haber obrado un modelo de modernidad muy identificado con las ciudades norteamericanas?
-En Rosario eso se ve permanentemente. Así es como se ven tantos edificios claramente no integrados. Uno puede tener centros muy densos, pero con integración urbana. Más allá de la altura de los edificios, importa el conjunto, con reglas urbanas. En esta calle (Santa Fe entre España y Presidente Roca) se ve que se alternan edificios con casas muy bajas, de inicios de siglo. Eso los hace ver muy fuera de contexto, como dientes que cada tanto salen de una encía. Eso refleja una ausencia de normas, de reglas y de control, que se resuelve con una educación ciudadana que incluye al gobierno, los inversionistas y la población.
-En la reciente demolición de una casona con valor patrimonial en el Paseo del Siglo se invocó que la ley argentina da primacía a la propiedad privada por sobre el interés público. ¿Cómo se armoniza esa relación en otras ciudades?
-Las reglas que se respetan son las consensuadas, que resultan de un nuevo pacto social. Y esas reglas deben salir de consultas urbanas donde se repiense cómo se puede demoler una casa que tiene valor para la ciudad, y no sólo para su propietario, en un paseo público. Sin reglas de juego claras es muy difícil. La revitalización empieza justo por esto: por revitalizar la cultura ciudadana en la administración del bien común.
-Una concepción de lo político...
-Lleva a lo político en términos de la polis, de la ciudad. Para esto la escala relativamente reducida de la ciudad es importante. La relación de proximidad, para la planificación y la reapropiación del espacio urbano, se privilegia mucho.
-¿Cómo apoyaría ese proceso?
-Exploramos varias pistas de recuperación. Hay otras ciudades latinoamericanas con esta preocupación y eso podría merecer un grupo de trabajo para intercambiar experiencias. Otra cosa podría ser una consulta internacional sobre el centro histórico. Pienso que Rosario está en una posición muy interesante para conectarse más con el mundo latinoamericano y a nivel internacional. La globalización es una ocasión para aprender más rápido de otras experiencias.
-¿Cree que Rosario cuenta con una buena plataforma de despegue?
-Puff... Rosario tiene muchos más ases en la manga que otras grandes ciudades que conozco. Queremos demostrar fuera de América latina que América latina tiene soluciones propias y a corto plazo. Por eso trabajamos con ciudades que creemos que aportan soluciones innovadoras. Y Rosario es una de ellas.


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