Año CXXXIV
 Nº 49.080
Rosario,
sábado  07 de
abril de 2001
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La planta de Villa Gobernador Gálvez se reactivará en las próximas semanas
La Montevideana vuelve a producir de la mano de sus primeros propietarios
La provincia estudia otorgar beneficios fiscales. Unos 300 ex trabajadores retornarían a su empleo

Marcos Cicchirillo

Luego de varias idas y vueltas, la planta de helados La Montevideana ubicada en Villa Gobernador Gálvez fue adquirida por su antiguo dueño y fundador, Israel Bakst, a la multinacional anglo-holandesa Unilever, que en julio del año pasado decidió cerrar la fábrica para trasladar su producción de la marca Kibon a Brasil. La recompra de la compañía significa un desembolso de dos millones de dólares y significaría el retorno a sus puestos de trabajo de casi la totalidad de los 300 empleados que tuvo la empresa hasta el año pasado, cuando bajó la persiana.
La puesta en marcha para la producción de helados se estima que comenzará en las próximas semanas. Según reconocieron desde el entorno de Bakst, la planta se encuentra en óptimas condiciones y cuenta con tecnología de última generación que incorporó la multinacional, por lo cual sólo quedan por ultimar algunos detalles para arrancar con la fabricación.
El empresario, junto a sus asesores económicos, se reunió anteanoche con el ministro de la Producción, Miguel Paulón, y el secretario de Industria, Ricardo Fragueyro, en la sede del Magic en Rosario para pedirle algunos beneficios fiscales y el apoyo del gobierno provincial ante a las entidades crediticias, como el Nuevo Banco de Santa Fe y Nación, para solicitar líneas de créditos blandos con las que solventaría parte del desembolso inicial necesario.
Fragueyro señaló ayer que el gobierno provincial se encuentra analizando la propuesta presentada por el empresario, a la cual consideró viable "ya que se trata un hombre que tiene más de 50 años en el negocio". El Magic estudia la posibilidad de encuadrar el negocio como una nueva inversión. Los argumentos serían que se trata de una fábrica que está actualmente cerrada y arranca de cero como un nuevo emprendimiento.
De prosperar esta posibilidad, la empresa contaría con todos beneficios fiscales que prevé la provincia para la radicación de empresas en Santa Fe. Esto sería la exención impositiva del impuesto inmobiliario, ley 5.110, sellos y las patentes de los vehículos afectados para su funcionamiento. En principio, lo único que quedaría por establecer sería el período por el cual gozaría estos beneficios.
Tanto Unilever como Bakst confirmaron ayer el cambio de manos de la planta de Villa Gobernador Gálvez. Según fuentes cercanas a la operación, el empresario pagó una parte en efectivo y además tomó en leasing maquinaria que la multinacional tenía instalado en la planta. Todo los caminos conducen a que los helados saldrían al mercado con la marca La Montevideana, aunque las negociaciones entre las partes no están cerradas. Es que al momento de vender, Bakst también se había desprendido de ese nombre.
El empresario proyecta reeditar la amplia cadena de distribución con la que contaba en todo el país hasta el momento de vender. En esta vuelta al ruedo, el fundador de La Montevideana planea desembarcar en varios países de Sudamérica. Al ser consultado, Bakst ayer sólo admitió la compra y adelantó que recién hará oficial su decisión una vez que estén todos los detalles resueltos.
Según se pudo saber, la idea del empresario sería reincorporar a la planta a los antiguos trabajadores, que sumarían unos 300 puestos entre administrativos y operarios. Al ser consultado el sindicato de Confiteros y Masiteros, su titular dijo que todavía no se había conversado el tema con el nuevo propietario.
Unilever había comprado la planta de helados de Villa Gobernador Gálvez en 1997 o otra multinacional, Phillip Morris, que a su vez la había adquirido a principios de los noventa a la rosarina La Montevideana, que hasta su venta fue una de las líderes de el mercado argentino de helados industriales.
Con la adquisición de la fábrica y de la marca Kibon también a Phillip Morris, Unilever fabricó bajo esa licencia en la planta del Gran Rosario hasta su cierre en julio pasado para agrupar su producción en San Pablo. A partir de allí, el gobierno provincial comenzó a buscar a alguna empresa para reactivarla.
Desde el principio el propio Bakst figuró en la lista de candidatos. También fueron tentados el grupo Sancor (que ingresó en este mercado hace casi dos años en asociación con Nestlé), la rosarina Com Com, que vende en todo el interior del país y fabrica para terceros.


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