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El papel de los medios en Argentina

En esta sección leí una carta sobre la programación de la TV y concluía diciendo que gracias a eso había podido leer muchos buenos libros. Esto me llamó a reflexionar sobre qué es lo que los medios en general, y no sólo la TV, nos están dando y cuáles son nuestros antídotos. No podemos prescindir de los medios, sumamente necesarios para estar informados y comunicados. Pero, señores comunicadores sociales, piensen que llegando a todas partes se puede hacer una gran obra solidaria o contribuir a enfermar a esta sociedad ya de por sí tambaleante. Por eso les pido que cuiden aquello sobre lo que escriben o hablan, porque es evidente que no se titubea en atacar grosera y ligeramente el buen nombre de personas o instituciones cuando con ello se va a conseguir más audiencia o lectores, dejando absolutamente de lado la ética profesional y olvidando la dignidad ajena. Soy asidua lectora de diarios y puedo comprobar cómo se minimizan temas importantes y se ponderan otros que son mas "coloridos". No me refiero a la "prensa amarilla", sino a una zona roja porque esto es peligroso. Citaré solamente dos ejemplos para demostrarlo. En el caso, tristemente famoso, de la hija del juez de Rufino se comenzó acusando a los padres, más concretamente a la madre -olvidando que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario- y de allí en adelante se invadió la vida de una familia sin la menor consideración del daño moral que se podía causar a la vida privada de una familia. Tampoco se consideró el daño moral que se podía causar a la víctima, que es un menor. ¿No hubiera sido mejor informar sin emitir juicios de valor sobre los supuestos poco comprobables, considerando a los involucrados como personas y no como personajes de una película de terror? Con respecto al caso de la pintada del muro del Colegio Alemán se abrió un debate parcializado, puesto que hay quienes opinan ocupando media página de periódico en lugares importantes y otros cuyo único medio para expresarse es esta sección. Descontando que en muchas otras paredes de Rosario hay pintadas cruces esvásticas, sin que nadie se preocupe por su origen. En nuestro país y en nuestra ciudad ocurren cosas muy preocupantes que nadie menciona. Estamos cayendo en la gran superficialidad de la banalidad intelectual, de pensamiento, de aquellos que tienen la obligación de informar objetivamente dando a cada noticia el lugar que corresponde y evitando juicios apresurados o emocionalmente tendenciosos. Si no se informa objetivamente no se educa, o lo que es peor, conseguimos una ignorancia disfrazada. Así no se podrá construir ninguna reforma política o social que sea duradera.
Ana María Mangiantini