El dueño de un taller metalúrgico de la zona oeste de la ciudad fue asesinado de un balazo en el epílogo de un asalto perpetrado por dos delincuentes la tarde de ayer. Tras reducir a 17 personas y cometer el homicidio, los ladrones escaparon del lugar llevándose 2.400 pesos y anoche eran buscados en diversos procedimientos realizados por efectivos de la Brigada de Homicidios y la comisaría 19ª. En tanto, los investigadores sospechaban que el trágico robo habría sido consecuencia de "una entregada o de un seguimiento" ya que ayer, como todos los viernes, era el día de pago semanal a los trabajadores.
Todo ocurrió a partir de las 15.15 en el taller metalúrgico GH, ubicado en Rueda 6049, propiedad de Ricardo González y Raúl Hisi. A esa hora, González arribó a su pequeña empresa a bordo de su Fiat Uno blanco. Venía desde un banco céntrico del que había retirado el dinero para pagarle a su personal. Frente al local lo esperaba la mayoría de sus empleados que ya había finalizado su jornada laboral.
Cuando González descendió del vehículo aparecieron dos hombres armados. "Uno de los delincuentes tenía una pistola y una granada. Enseguida encañonó a los empleados y los obligó a ingresar al taller amenazándolos con activar la granada. El otro sólo tenía una pistola y redujo al empresario. Lo empujó hacia el interior del local y lo llevó hasta la planta alta, donde hay dos pequeñas oficinas. Allí obligó a dos empleadas a tirarse al piso y se encerró en un privado con González", dijo una fuente.
Pasaron pocos segundos hasta que dos estampidos alteraron aún más la situación que se vivía dentro de la metalúrgica. "El hombre le dió todo el dinero que tenía pero el asaltante insistió con pedirle más. Aparentemente González no reaccionó y recibió como respuesta un balazo que le perforó el cráneo y lo mató. El otro disparo no lo alcanzó a tocar".
Tras ello, el ladrón bajó a la carrera, le dio aviso a su cómplice y con un obrero como escudo salieron a la carrera. A unos 30 metros de allí, liberaron al rehén y escaparon por calle Garzón hacia el norte.
Aún asustado por el momento, el empleado interceptó el paso de dos vecinas que volvían a sus casas y les pidió un teléfono. Llamó a la policía y contó lo sucedido. Cuando los primeros agentes arribaron al lugar, González yacía muerto sobre el piso de su oficina rodeado de un charco de sangre.
Gritos y amenazas
"Yo en lo único que pensé fue en mi hijo. No quise ni mirar lo que pasaba" dijo uno de los empleados de la metalúrgica tras el episodio. "El tipo estaba muy loco, nos apuntaba a todos y decía que si nos movíamos activaba la granada y volábamos todos", recordó el asustado obrero mientras subía a un patrullero de la comisaría 19ª para ir a declarar a la seccional.
\Otro de los empleados que estuvo en manos de los delincuentes dijo que el asaltante les gritaba permanentemente. "No me miren porque van a ser boleta" les decía el asaltante, que llegó a darle un culatazo en la cabeza a uno de los trabajadores y tomar del cuello de la camisa a otro al sospechar de sus movimientos.
\En tanto, la señora de Hisi, socio de González en el taller, recordó entre lágrimas que los hombres trabajaban juntos desde hace "más de 20 años" y que "nunca los habían asaltado".
\"Llamé por teléfono a la fábrica para hablar con mi marido y el encargado me dijo que no estaba y que recién los habían asaltado. Como lo sentí llorar le pregunté que había pasado, le pedí que me dijera la verdad, y alcanzó a decirme que a Ricardo lo habían herido. Me vine para aquí y me enteré que en realidad lo habían matado", relató la mujer.
\Asimismo, la esposa de Hisi contó que González era padre de tres hijos adolescentes, uno de los cuales, de 18 años, se había retirado del taller pocos minutos antes de que ocurriera la tragedia. "El padre lo hacía trabajar porque no pudo terminar el secundario al llevarse a rendir muchas materias", dijo la mujer.
\El jefe de la Brigada de Homicidios, comisario José Luis Juárez, sostuvo al cierre de esta edición que "a partir del aporte que hicieron los empleados de la metalúrgica y los vecinos que vieron huir a los delincuentes, se pudo determinar el patrón físico del autor material del homicidio y posteriormente establecer su identidad, la que fue corroborada más tarde mediante un reconocimiento fotográfico de los propios testigos". Con esos datos y sendas ordenes de allanamiento emitidas por el jueza Alejandra Rodenas, los investigadores buscaron al asesino en viviendas de Pedro Lino Funes al 300 bis y De la Salle al 6100 aunque con resultados negativos.