| | Cohetes en lugar de diálogo y
diplomacia en Medio Oriente
| Jerusalén. - Las conversaciones entre israelíes y palestinos terminaron antes de empezar: pocas horas después de los primeros contactos en varios meses entre expertos en seguridad, los cohetes y disparos volvían a sonar en los territorios ocupados. El sonido de los proyectiles rompió ayer el silencio del puesto fronterizo de Erez, en el ingreso a la Franja de Gaza, horas después de que helicópteros israelíes llevaran a cabo ataques sobre supuestas posiciones de extremistas palestinos en la misma zona. Paralelamente, la prensa israelí anunció la "ejecución" de un importante terrorista palestino, a quien se le había volado la mitad de la cabeza mediante una bomba construida por el servicio secreto. Cohetes en lugar de diálogo, proyectiles en lugar de diplomacia: desde la elección del derechista Ariel Sharon como primer ministro de Israel, el 6 de febrero pasado, el conflicto entre las partes ha alcanzado nuevos niveles de violencia sin que se vislumbre un fin a la situación. La reacción en cadena de ataques palestinos y acciones militares israelíes ha escalado hasta una fase que asombra inclusive a los especialistas israelíes. Los planes del gobierno de Sharon de aumentar los asentamientos en Cisjordania y sus "ponderaciones" respecto a la posibilidad de que los judíos visiten una vez más el Monte del Templo, en Jerusalén, podrían provocar nuevas explosiones. De hecho, no fue casual la dureza con que reaccionó a los últimos hechos el presidente de EEUU, George W. Bush: el gobierno en Jerusalén se está arriesgando al provocar un empeoramiento de la ya delicada situación, señaló. En Bruselas, la Unión Europea describió los planes de Sharon respecto a los asentamientos en territorios ocupados como "ilegales e incompatibles con la paz". En opinión del analista israelí Nachum Barnea, ninguna de las partes parece interesada en el diálogo. "Ni Sharon ni el líder palestino Yasser Arafat están trabajando para sostener negociaciones. Sharon no tiene nada que ofrecer y Arafat no está en posición de aceptar nada", escribió en el periódico Haaretz. Un indicador de lo desesperante de la situación es el hecho de que Sharon enviara esta semana a su hijo, Omri, a Gaza para celebrar un encuentro secreto con Arafat, lo que provocó una dura reacción de la derecha.
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