Cipolletti (Neuquén).- El tribunal que lleva adelante el juicio por el triple crimen de Cipolletti deberá resolver hoy si acepta un pedido de nulidad del proceso presentado por los defensores de los dos acusados. Los abogados de Claudio Kielmasz y Guillermo González Pino basaron el pedido de nulidad del juicio en que "no existe una sola prueba que incrimine" a los acusados. Durante el inicio del debate oral, los imputados se negaron a prestar declaración indagatoria ante el Tribunal Oral neuquino que juzga los crímenes de las hermanas María Emilia y Paula González y de Verónica Villar, asesinadas el 9 de noviembre de 1997, con signos de haber sido violadas. Los magistrados que resolverán el pedido de nulidad se negaron en principio a conceder la libertad de Kielmasz, pedida por su abogado. En la investigación judicial no pudo determinarse quiénes raptaron a las adolescentes cuando salieron de caminata por la ciudad, y dónde y por qué las mataron. "Es monstruosa", sintetizó el abogado Eves Tejeda al referirse a la acusación por homicidio contra Claudio Kielmasz y Guillermo González Pino. "Lo único que se sabe es que cuándo desaparecieron las jóvenes y que dos días después aparecieron los cadáveres. Todo lo que ocurrió en el medio se ignora", planteó el defensor de González Pino. Junto al abogado de Kielmasz, Alberto Cariatore, Tejeda procura hacer valer las falencias que tuvo la instrucción de la causa. En tanto, los mismos jueces que llevan adelante el juicio por el triple crimen absolvieron la semana pasada a González Pino en otra causa en la que se investiga el crimen de un taxista ocurrido en 1995 en la ciudad rionegrina de Villa Regina. El fallo de la Cámara Penal Nº2 de General Roca favoreció también a otras cuatro personas que estaban acusadas de haber cometido el asesinato de Mariela Rodríguez el 27 de noviembre de 1995. Durante la instrucción de la causa fueron acusados, detenidos y procesados por el crimen González Pino, los hermanos Mario y Rubén Suárez, Javier Inostroza y Aldo Pacher. Mariela Rodríguez fue asesinada cuando acudió a recoger pasajeros después de un llamado telefónico en el que se solicitaba un servicio en la parada donde la mujer cumplía habitualmente su turno de trabajo.
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