Año CXXXIV
 Nº 49.076
Rosario,
martes  03 de
abril de 2001
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Un mecenas que no deja de pensar proyectos para la ciudad
René Francovigh cree que Rosario va a progresar
Donó 250 mil pesos para el velódromo, entre muchos otros aportes. Ahora planea una escultura para el puente

Pedro Squillaci

Donó a la Municipalidad de Rosario 250 mil dólares para que se construya un velódromo sólo por un "compromiso" con su padre. Fue "el que armó" el planetario municipal en 1985 porque sintió que la ciudad lo necesitaba. Participó en el financiamiento de la escultura de Pérez Celis, aportó a Amigos del Arte y puso dinero para las remodelaciones del Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino. Colabora "permanentemente" con entidades de bien público y tiene línea directa con el intendente Hermes Binner y con el gobernador Carlos Reutemann, a quien invitó a comer a su casa. El hombre es René Francovigh, un mecenas de perfil bajo que no para de imaginar proyectos para Rosario. "A la ciudad le falta una torre de comunicaciones con un restaurante al río y un funicular a la isla. Y también una escultura que se inaugure junto al puente Rosario-Victoria. Pero que sea algo importante, que quede para la posteridad", afirma este empresario de 77 años.
Francovigh es un hombre tan elegante como campechano. De impecable traje recorre su empresa metalúrgica como si fuera su casa, y le pide un cigarrillo a un obrero haciendo un gesto inequívoco con los dedos. Asegura que la planta industrial es "una de las mejores de la Argentina", y que en toda Italia -a donde viaja a menudo- "no hay una sola fábrica que tenga esta infraestructura".
-¿Por qué se le ocurrió donar dinero a la Municipalidad para construir un velódromo?
-Era un compromiso que tenía conmigo y con mi padre. Yo tenía 14 años cuando él, que practicaba ciclismo en Italia, me dijo "qué lindo sería que Rosario tuviera un velódromo como el Vigorelli", de Milán, que fue uno de los primeros del mundo. Cuando falleció, en 1947, me quedó esa frase. Bueno, aunque pasaron más de cincuenta años, ya está a punto de cumplirse su deseo.
-¿Cree que la ciudad lo necesitaba?
-Ya se está incentivando la actividad. Además, estará ubicado en el parque Sur, donde está el circuito KDT, que es uno de los mejores de Sudamérica. El nuevo velódromo será preparado para competencias internacionales y tendrá iluminación para que también lo usen de noche. Se llamará Dionisio Francovigh, como mi padre. Al menos Binner no puso objeción a que le llame así.
-¿No le parece que la ciudad estaría mejor si todos los empresarios imitaran su ejemplo y donaran dinero para hacer obras en Rosario?
-Sin duda. Pero lo del velódromo es para que los chicos salgan un poco de la calle. La cosa está muy difícil, no sólo en Rosario, sino en el mundo. Entonces, en la medida en que uno pueda colaborar con este tipo de cosas sanas y saludables para la ciudad, mejor.
-¿Siempre le importó ayudar a Rosario?
-Mire, a pesar de que nací en Elortondo (Santa Fe), vine a Rosario de muy chico y soy un enamorado de la ciudad. Con mucho esfuerzo estoy llevando adelante junto a mis hijos esta fábrica de elementos agrícolas, que empezó en 1943 con cuatro empleados y hoy tiene 200, pese a la recesión. Pero siempre anduve en varias cosas...
-¿Por ejemplo?
-Yo fui el que armé el Planetario Municipal. Tomé la responsabilidad de crear una fundación, y gracias a la ayuda de la Facultad de Ingeniería y del intendente de esa época (Horacio Usandizaga) Rosario tiene desde 1985 un centro didáctico para chicos y grandes.
-¿Qué le falta a la ciudad?
-A la ciudad le falta una torre de comunicaciones con un restaurante al río y un funicular a la isla. Porque el turismo en el 2005 va a ser la actividad que más dinero va a mover en el mundo. Va a superar a la industria del gas, del petróleo, del automóvil...
-¿Cree que Rosario está preparada para convertirse en una ciudad turística?
-Bueno, nada se hace de hoy para mañana. De todos modos, a pesar de que en los tres últimos años hubo una recesión espantosa se inauguraron hoteles importantes. La ciudad ha crecido mucho. Yo soy optimista de que vamos a progresar.
-¿Y qué otra obra propondría para la ciudad?
-Rosario tiene que tener una escultura que debería inaugurarse el mismo día que se habilite el puente Rosario-Victoria. En cualquier parte del mundo se hace algo alegórico cuando se hace una obra importante.
-¿A usted se le ocurrió qué podría ser?
-Sí, ya estamos en algo. Lo estuve hablando con el intendente. Pero tiene que ser algo importante, que quede para la posteridad.


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