Miguel Pisano
Los futboleros que peinan canas recordarán la gloriosa década del 70, cuando los hinchas que nunca faltan pegaban una simpática calcomanía con los colores de Central y Newell's en los bordes que formaban dos pares de brazos y manos que se estrechaban, rematada por un eslogan tan pomposo como cierto, al menos por aquellos años dorados: "Rosario, capital del fútbol argentino". Entonces la película de la memoria rebobina una infinidad de imágenes que quedaron grabadas en un viejo televisor en blanco y negro, como en una película de Solanas. Central le ganaba a Boca la final del Nacional del 70 hasta que un típico árbitro de la época le permitió al caballo del comisario jugar el suplementario con la hinchada xeneize dentro del campo de juego del Monumental. Al año siguiente Central ganaba el primer título de un equipo del interior y la ciudad armaba un gran carnaval, mientras el Tula cantaba con su bombo aquel estribillo que rezaba "Qué lindo, qué lindo, qué lindo que va a ser/ Central campeón del mundo y Perón que va a volver", que pintaba una época de cuerpo entero. Perón volvía al país desde el exilio de 18 años bajo una lluvia impiadosa y la dictadura de ocasión no lo dejaba bajar en Ezeiza. Central ganaba su segundo título mientras los muchachos de la gloriosa JP pintaban las paredes con el eslogan que marcó a más de una generación: "Cámpora al gobierno, Perón al poder". La masacre de Ezeiza sería el preludio de la noche más negra del país que supimos conseguir. Y en el 74 Newell's ganaba su primer título, Central salía subcampeón y ambos representaban al fútbol argentino en la Copa Libertadores. Luego vendrían las décadas del 80 y del 90, en las que Central cosecharía otros tres títulos de la mano de don Angel, y Newell's otros tantos, uno con el Piojo Yudica y un par con Bielsa. Empero, desde el título del Clausura 92, por parte de Newell's, y de la Conmebol del 95, por el lado de Central, ambos sólo protagonizaron un par de campaña con aspiraciones al título. Newell's peleó el Clausura 97, cuando terminó tercero, y salió quinto en el Clausura 2000. Y Central hizo lo propio en el Apertura 99, cuando salió segundo, después del cuarto puesto del Clausura de ese año. Muy lejanos quedaron los días en los que Central y Newell's eran pioneros en divisiones menores y en los que los equipos grandes de Buenos Aires consideraban a Rosario como una plaza temible. Central y Newell's penan ahora por la mitad de la tabla con campañas tan malas como irregulares, y sólo un cambio de fondo parece poder torcer este magro presente.
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