Mauricio Maronna
Oscar Lamberto rompió el letargo discursivo durante las madrugadas frenéticas en las que la Cámara de Diputados debatía los superpoderes. Golpeó tres veces el pupitre con su mano derecha y logró que todas las cámaras lo pongan en foco. "Las leyes salieron porque el peronismo dio el presente todo el tiempo", resalta el legislador justicialista, tratando de zafar de una disfonía que lo persigue desde el mismo momento en que levantó su voz en el Palacio Legislativo. -¿El futuro del país dependía de los superpoderes? -El país cayó en una crisis política muy aguda y tocó al poder. Los superpoderes apuntaron a reconstruir el poder y se eligió por eso a Cavallo. Pero pretender garantizar deudas por impuestos era poner en riesgo la última válvula que tiene el Estado. El nazismo vino después del Tratado de Versalles, cuando los aliados administraban la aduana y los impuestos a los alemanes. Además, peligraban las rentas de la Nación y de las provincias... Estas son algunas de las cuestiones que explican la dureza de mi discurso en la sesión de la Cámara. Las leyes salieron porque el peronismo dio el presente todo el tiempo. Les dimos los dos tercios, el quórum y no nos fuimos. Si el peronismo se levantaba las leyes no salían. -¿Cómo explica esta especie de "cavallomanía" que se instaló? -Esto no es bueno. Lo que hay que reconstruir es el poder político, el poder del presidente. La gente votó a De la Rúa y no a Cavallo. Pero la que tiene la obligación de fortalecerlo es la propia Alianza. Nosotros somos el partido de la oposición, no nos eligieron para gobernar. Ojalá le vaya muy bien a Cavallo para que le vaya bien a los Argentinos. Y para que tenga éxito deberá lograr que la gente tenga trabajo y consuma más. -¿Cómo harán los radicales para conciliar las diferencias de fondo que mantienen con Cavallo? -Dependerá del éxito que tengan las medidas. Si a Cavallo le sale bien habrá un montón de cavallistas de la primera hora. Algunas cosas son necesarias y buenas, como la protección arancelaria y la repatriación de capitales. Además, pone acento en la microeconomía, en los problemas concretos. Pero Cavallo necesitará de muchísimo apoyo político. -¿Por qué el gobierno debió llegar al límite de tener que pedir superpoderes para salir de la crisis? -Estuvieron quince meses dedicados a las peleas internas, no logran articular políticas, vivieron peleándose y entorpeciéndose unos a otros. A veces hay como una estudiantina del Frepaso y de algunos radicales. Llevar a Cavallo al gobierno marca el agotamiento en la Argentina de un modelo de ajuste, que los argentinos rechazan visceralmente. La gente está más dispuesta a aceptar el impuesto al cheque que una rebaja de sueldos. -¿En que benefician a Santa Fe las modificaciones que se introdujeron? -En muchas cosas. La Nación podrá hacer las reformas sobre sus propias leyes fiscales y no meterse en la cuestión santafesina. Logramos mantener las exenciones de impuesto a las ganancias de las cooperativas y mutuales, que en esta provincia son muy fuertes. Se logró preservar los intereses santafesinos. El proyecto que había llegado a Diputados era, lisa y llanamente, el otorgamiento de la suma del poder público. -La Alianza no es lo que era. ¿Y el PJ? -Ahora se puede dar un corte transversal en los partidos, pero el peronismo debe mantener en alto su bandera alternativa. Tenemos que ser los contenedores sociales del país. Primero está la patria, después el movimiento y por último los hombres.
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