Año 49.074
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  01 de
abril de 2001
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Respaldo político inédito para un Cavallo renovado

Isidoro Gilbert

Fernando de la Rúa no cree que vaya a ser fagocitado por Domingo Cavallo quien, de hecho, es ahora la figura central de la política. Por eso el presidente ensayó otra vez la foto de primera plana que es la ronda de consultas, con los políticos de la Alianza y de la oposición, tanto con Carlos Saúl Menem como con los gobernadores peronistas y la propia tropa para exhibirse como el padre de las medidas económicas de la legislación de excepción que el ministro de mayor lustre concentró en la ley de competitividad.
Pese a las limitaciones que le impusieron los parlamentarios, la ley le da a Cavallo poderes que hará pesar. No tiene solamente un programa de coyuntura sino uno de gran aliento que está atado tanto a la suerte del gobierno de la Alianza como a la suya propia. Nadie puede dar una firma de éxito efectivo de las medidas conocidas y a conocer tendientes tanto a reanimar la producción y el comercio como a reformar el Estado, que aunque sea con anestesia van a afectar la estabilidad laboral de decenas de miles de personas.
Pero el ministro, un obcecado, aprendió a moverse en las dificultades. Cuando supo que la ley, tal como la redactó su mano derecha, Horacio Liendo, no pasaba por la Cámara baja, aceptó desdoblar los diez primeros artículos que son los instrumentos para recaudar dinero mediante este impuesto camuflado como anticipo al IVA y ganancias con la otra fracción sobre poderes especiales. El ministro volaba a España cuando recibió un llamado del vicejefe de gabinete Caro Figueroa, que le contó que la Alianza reclamaba el desdoblamiento para que no naufragara todo. La idea surgió del Frepaso y la canalizó el radicalismo: Armando Caro Figueroa no quería aceptar cambios hasta que el diputado Jesús Rodríguez lo invitó a que consultara con el ministro, que entonces dormía en el avión oficial. Aún entre sueños, Cavallo entendió mejor que su sicario el debate. El mismo legislador radical sacó a la ley de otro naufragio. Fue en un inciso del artículo 11, que pretendía que la recaudación se pusiera en caución para asegurar el pago de la deuda externa. Después de dos discursos, el de Elisa Carrió con su anatema de pedir el procesamiento por infames traidores a la Patria para los que votaran esa petición y otro del peronista Oscar Lamberto reclamando coraje a los diputados para no dejarla pasar, la Cámara podía quedarse sin número. Entonces Rodríguez reclamó que se lo testeara y lo cambió por el decreto sobre el plan de infraestructura cambiando ignominia por calidad.

El menemismo llenó un vacío
El radicalismo, pese a Carrió y otro diputado, actuó con cohesión al igual que el cavallismo y buena porción de los provinciales. Sin 28 diputados del peronismo, mayoritariamente menemistas, la delegación de poderes no salía en ese ámbito. Los que responden a Carlos Ruckauf defeccionaron. Al Frepaso la mitad le dijo no, pese a que casi todos votaron la primera parte de la ley. El jefe del bloque de la Alianza, Darío Alessandro, se queja de la falta de respaldo del líder partidario, Carlos Chacho Alvarez, con silencios desgarradores por esas horas. Alessandro cree que si Chacho hubiera colocado todo su prestigio para que el frentismo votara la ley, no hubiera sido necesario depender de Carlos Menem, un respaldo que -suponen algunos- tendrá su costo.
Por lo pronto, en el Senado Cavallo reveló otra vez que no trepida en medios para lograr sus objetivos. Blanqueó a los senadores peronistas acusados de supuestas coimas. "Fue él quien sacó el problema cuando habló con nosotros; sólo le dijimos que había que terminar con la mala imagen del Senado", cuenta una fuente peronista. No hubo un quid pro quo, presión sobre los jueces a cambio de apoyo a la ley. Pero esa puede ser la imagen que quede con el tiempo. No vendió prosperidad: "Me alcanza con sacar el carro del pantano", les dijo. El ministro les dio otra alegría: "No soy integrante de la Alianza", despejando una bruma inmediata, habrá tiempo para otras, como ser que Cavallo no participaría con la UCR y el Frepaso en listas comunes en octubre. Iría a los comicios con sus candidatos y el eslogan "para ayudar a De la Rúa y Cavallo, voten por Acción por la República". Es prematuro.
Para algunos frentistas no es un tema cerrado, porque el líder del Frepaso no ve mal que la Alianza se amplíe al cavallismo. ¿También en lo electoral? Es una dificultad (o imposibilidad) que Alfonsín acepte digerir la medicina. En cambio el cavallismo ingresaría al gobierno porteño. De eso su jefe, Aníbal Ibarra, habló con operadores políticos del ministro en un almuerzo.
Tampoco en la Cámara alta Ruckauf pudo convencer a los dos senadores bonaerenses que apoyaran la ley ómnibus: faltaron ambos y fueron nueve los justicialistas que desconocieron a cualquier referente. A diferencia que en la Cámara baja, donde los peronistas santafesinos votaron negativamente, Carlos Funes se convirtió en el Senado en la voz del gobernador Carlos Reutemann. Más aún, le recomendó al titular del bloque, José Luis Gioja, que lo incorporara al núcleo selecto que toma las decisiones.
De la Rúa contó con el apoyo de Raúl Alfonsín. Los dos mantuvieron un encuentro secreto la noche anterior a la visita legal a la Casa Rosada. En la primera, en Olivos, abogó nuevamente por reforzar la Alianza con el ingreso del Frepaso y de radicales de su cuño y cuentan que analizaron con gran realismo la emergencia que llevó a Cavallo al gobierno y los escenarios sobre el futuro: en el éxito y en la debacle. En la UCR Cavallo es un hueso duro de digerir. "Su ingreso nos coloca a la izquierda respecto de la política de (José Luis) Machinea y qué decir de la propuesta de (Ricardo) López Murphy. Pero blanquea al menemismo, que frente a nuestro gobierno lo muestra como ordenado y probo", confiesa con amargura una voz cercana a Alfonsín.

Alfonsín quiere a Chacho
Pero tanto el ex presidente como Chacho son políticos realistas. Tienen afinidades que superan las conveniencias mutuas y serán vigías de lo que hagan Cavallo y De la Rúa, sin cheques en blanco. El primero (y Cavallo) siguen pensando, con enfoques diferentes, que Chacho debe ser jefe de gabinete. Alfonsín lo quiere para reforzar las posiciones del progresismo y como control eficaz, para desplazar también al círculo íntimo del presidente, que sigue ampliando su influencia, y están buscando colocar como vocero presidencial al diputado Juan Pablo Baylac. No es bien apreciado por los columnistas prominentes pero tiene llegada a las autoridades de los diarios importantes. Cavallo necesita fortalecerse en la difícil centroizquierda, donde prima la memoria histórica sobre las necesidades coyunturales. Piensa el ministro, pese a lo que les dijo a los senadores peronistas, que la coalición debe ser distinta a la fórmula Alianza más Cavallo, como la piensa Alfonsín.
En la coalición cayó pesada la reivindicación de Cavallo del presidente del Banco Central, Pedro Pou, al que de hecho lo mencionó como parte de su equipo cuando presentó a sus integrantes. El dictamen que aprobará la Comisión Bicameral pedirá al presidente su remoción: este fin de semana se terminará de redactar el dictamen. Se verá entonces qué camino tomará el presidente y si la defensa de Pou del ministro fue protocolar. Cavallo tiene una política monetaria que necesita de un hombre suyo. Pou no lo es.
En momentos de conmociones y cambios no escasean los pescadores. Antes de López Murphy hubo un acuerdo entre los actuales concesionarios de los aeropuertos con el organismo que controla la aplicación del contrato: una comisión integrada por Ideler Tonelli, Enrique Paixao y Santiago Lozano dictaminaría las diferencias por la deuda del grupo Eurnekian con el Estado. Imprevistamente, y a espalda de la Sigén, el presidente designó otra comisión conformada por Juan Octavio Gauna, Narciso Muñiz y Oscar Bouzo. El decreto 301/2001, publicado en el Boletín Oficial del 14 de marzo, permite abrir el contrato de concesión y rebajar su canon actual de 170 millones de dólares anuales, a todas luces imposibles de cumplir. ¿Cuáles fueron las razones para que el presidente, el jefe de gabinete Crhystian Colombo y LM firmaran el decreto a espaldas de los organismos de control? No se explican. ¿Que dice Cavallo? \Una encuesta de Gallup revela dos cosas básicas: las expectativas que generó en la sociedad el ingreso de Cavallo al gobierno (que determinó que las centrales sindicales más combativas aplazaran nuevas medidas de fuerza) y el extremo debilitamiento del presidente. Esta realidad motoriza los nuevos intentos por ampliar el papel del Frepaso y el radicalismo alfonsinista en el gabinete. Chacho sabe que mientras Fernando de Santibañes siga siendo un transitor puesto en la oreja del presidente se irá por la dirección contraria, como ampliar el rol de los amigos del hijo del presidente. Si de alguien habló pestes en la cabalgata de reuniones de los últimos días el ex vicepresidente, es del ex titular de la Side. Estos encuentros ratificaron dos puntos: 1) que todos los frentistas en el aparato estatal seguirán allí hasta nuevo aviso y 2) que la mayoría de los diputados disidentes no se irán del Frepaso, aventando una escisión que suponía un debilitamiento objetivo para Alvarez. Eso sí, se abre un intenso debate, pero dentro del marco de pertenencia en la Alianza. ¿Todo el entorno presidencial es antifrentista? Parece que no, por los mensajes que envía al Frepaso el ministro de Educación Andrés Delich o el consejo que en Olivos le dio al presidente su secretario general, Nicolás Gallo.
Del éxito de Cavallo depende la suerte del gobierno. Un suceso del ministro permitiría pensar en un acto fundacional de un nuevo movimiento político, "un 17 de octubre gran burgués" o un escenario como el que permitió a Charles De Gaulle cercar por un largo tiempo a la izquierda francesa del poder en 1958. No hay que pensar únicamente en el pasado del ministro, aunque estén en ese tiempo las pistas políticas de su futuro. Hombre de los grandes intereses, quiere disciplinarlos, sujetarlos a nuevas reglas, lo que explica sus roces con los banqueros, cuando los conminó a bajar las tasas a nivel de la mexicana.
La anulación de la desregulación de las obras sociales y los cambios a la ley previsional que concibió Machinea desnudan otra falencia de criterio del ex ministro, que apostó todo a la buena nota del FMI. Cavallo no da puntada sin hilo: con esas derogaciones, gana tiempo con la CGT oficial; con el anuncio de un subsidio a los carenciados, en definitiva un proyecto del socialista popular Rubén Giustiniani, modifica la concepción sobre el auxilio social. Y sobre todo con su desarrollismo de nuevo cuño, abre perspectivas para las economías regionales y la producción vinculada al mercado interno. Es lo que les permite a Alfonsín y a Alvarez la licencia que Cavallo cumple con la Carta a los Argentinos. Los dos repiten lo de Deng Xiao Ping, el reformador comunista chino: no importa el color del gato sino que cace ratones. No se exhibe subordinado al FMI, ni a los prestamistas; promete una moneda argentina, jamás la dolarización que reclaman Menem y Pou, desbrozando el camino de la famosa cesta de monedas en alianza con Brasil.
Paso a paso el ministro va construyendo su futuro, que lo cree inexorable. Pero ya se sabe, el éxito es un caballero mezquino.


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