Año 49.074
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  01 de
abril de 2001
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Claridge Hotel: Tiempos modernos
El hotel, creado en 1946, renovó el estilo arquitectónico europeo y sumó servicios de excelencia, en el corazón de Buenos Aires

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y reanudarse el movimiento de personas hacia Europa y Estados Unidos, libre de los peligros que significaba cruzar el Atlántico, Buenos Aires comenzó a vivir un período de prosperidad.
Fue en ese momento cuando los hermanos Felipe y Ottocar Rosarios tuvieron la visión de construir un hotel de calidad, con una ubicación inmejorable y una atmósfera europea. Los dos tenían experiencia en hotelería pues habían administrado los hoteles Richmond y Continental, que ya eran parte de la ciudad.
Entonces eligieron un terreno con ubicación estratégica, frente al Jockey Club de aquella época, en la calle Tucumán entre Florida y San Martín. Allí, en la mitad de la cuadra, se levantó el Claridge Hotel, que diseñado por un prestigioso arquitecto, Arturo Dubourg, se convirtió rápidamente en un hito del centro porteño.
Inaugurado el 2 de agosto de 1946, hoy tiene más de 50 años de servicios y conserva la filosofía de mantener la empresa en manos familiares, pero afrontando los desafíos que plantea el presente y el futuro. Por tal motivo el hotel ha comenzado el nuevo milenio con renovados bríos y grandes obras.
El Claridge cuenta con 161 habitaciones completamente reacondicionadas, equipadas con tecnología de punta, asegurando al huésped de negocios una estada confortable.
El 5 del mes pasado concluyeron las obras de reforma del lobby, el bar y el restaurante. De esta manera el hotel puede competir con los establecimientos más modernos del país, ofreciendo servicios para satisfacer a los viajeros más exigentes.
Los pisos, paredes y techos del hall fueron modificados e iluminados de tal modo que recuerdan que aquella época de esplendor no quedó en el olvido, que no se ha perdido el característico estilo de hotel europeo.
Un completo health club, con piscina al aire libre climatizada, equipos de gimnasia de última generación, sauna y tentador salad bar, constituye uno de los servicios preferidos por los visitantes durante su estada.
En tanto, los hombres de negocios encuentran en el business center todos los elementos necesarios para conducir sus actividades específicas sin tener que alejarse del establecimiento.
La obra de remodelación no olvidó rincones del bar y el restaurante. Allí, con una remozada barra recta, idéntica a la del 46, sigue primando el estilo Tudor.
Desde su inauguración el Claridge's Restaurant, con su ambiente distendido pero elegante, fue elegido por los entendidos por la calidad de su cocina y por la elaboración de algunos platos que eran su especialidad, convirtiendo a los clientes en habituales comensales. Y en las mismas mesas por las que pasaron el Agha Khan, César Milstein o Monserrat Caballé, se siguen sirviendo exquisiteces como el lomo Claridge, magret de pato o pavita con salsa agridulce.
El Claridge's Bar, por su parte, era y continúa siendo un estratégico punto de reunión, con pintorescos tragos y la posibilidad de tentarse con un snack a cualquier hora del día, o bien disfrutar del happy hour acompañado por melodías de piano.
En relación a las reuniones o eventos de importancia el Claridge brinda un servicio de banquetes impecable. Salones decorados de manera elegante, delicias gastronómicas y la calidez de un staff que se preocupa de cuidar todos los detalles aseguran el éxito del encuentro.


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