Carolina Taffoni
Aerosmith hubiese sobrevivido a la bomba atómica. De la misma manera que superó la llegada del nuevo siglo sin haber cambiado ni pretender cambiar. Porque la hazaña de Steven Tyler y compañía es sobrevivir, al igual que el rock mismo, y de cualquier manera, a los excesos, las fortunas perdidas, las discográficas, la prensa, el pop prefabricado, la MTV, el MP3 y hasta la bomba atómica. Claro que nadie apostaba a que el regreso exitoso de Aerosmith, que empezó a fines de los 80, durara tanto tiempo. Pero ahí están otra vez, como payasos disfrazados de veinteañeros con las hormonas hirviendo. Tal vez sea todo pura impostación, pero Aerosmith siempre puede volver porque conserva el espíritu adolescente del rock, y también rescata con astucia ese componente negro, ese lado prohibido que tanto se disfruta. Tyler, de 53 años, abrazando a Britney Spears en el Super Bowl, ¡parece más joven que ella! Y es más joven. "Just Push Play" es otro regreso, pero no se parece a cualquiera. Es el primer álbum de la banda producido por el tándem Tyler-Perry, y suena mucho más espontáneo, menos pensado y comercial que los hits anteriores. El disco combina los viejos ecos de "Rocks" (1976) con los ganchos mortales de "Pump" (1989) y "Get A Grip" (1993). En "Just Push Play" hay tres versiones de Aerosmith. Está la mejor, la banda de garage que no perdió el nervio rockero de los 70. Ahí el grupo es insuperable. El arranque con "Beyond Beautiful" es una buena señal: amor, lujuria, las cuerdas de David Campbell y el solo de Perry en el lugar correcto. "Jaded" la supera. El tema nació hit, con esa intro irresistible robada de algún lado y Tyler cantando como si fuese el hombre de todas las mujeres. "Trip Hoppin'" te hace saltar de la silla con un groove de guitarra funky, arreglos de caños perfectos (tomen nota rockeros novatos) y coros psicodélicos al final para terminar de derretirte. "Under My Skin" es un rockazo marca Aerosmith, aunque esos riffs ya estén desgastados, y "Light Inside" es otro tema a ritmo de locomotora, que recuerda los mejores tiempos de los Guns and Roses. "Sunshine" es una perla: Tom Petty tocado por Aerosmith, un tema folkie con reminiscencias del pop inglés de los 60 blindado por una impecable carcaza rockera. En el medio está el Aerosmith que quiere experimentar para no atrasar el reloj demasiado. A veces lo consiguen. En "Just Push Play" arman un pastiche a tiempo de rap con coritos orientales, y en "Outta Your Head" se chocan en una esquina con los Chemical Brothers. Lástima que en "Drop Dead Gorgeous" el juego no resulta, y el tema termina sonando entre tonto y pretencioso. Después está el grupo de las baladas, que se limita a recurrir a la fórmula que tantos resultados le dio en bombas como "Crazy" y "Amazing". Ese el caso de "Fly Away From Here", que se salva por la voz de Tyler, por el pianito del final y porque va a ser un hit de todas maneras. "Luv Lies" no tiene la misma suerte. Parece un tema de los Air Supply enojados que hablan mal de una chica tramposa. Y "Avant Garden" es el baladón final a la Oasis ("Champagne Supernova"), tan naif y encantador como su título. Es cierto que algunos temas pueden sonar a otros de "Pump" o "Permanent Vacation". Pero lo mejor es que suenan a Aerosmith y eso es una verdadera suerte.
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