La Justicia condenó a 12 años y medio de prisión a un muchacho de 22 que en medio de una discusión mató a la novia de un tiro. Después de cometer el crimen el homicida escapó a Entre Ríos, y esto fue tomado en cuenta por el juez para sentenciarlo: aunque él declaró que hirió accidentalmente a la chica mientras manipulaba un arma, el magistrado consideró que de haber sido realmente así no sólo no hubiera huido sino que habría procurado asistencia médica para la víctima.
El homicida es Hipólito González, a quien sus amigos y conocidos también lo conocían como Sandokán o Poli. Cuando mató a su novia, de 20 años, cumplía una condena en suspenso de tres años de prisión por tentativa de robo a mano armada y robo simple.
Por el homicidio de la chica, Hipólito González recibió una sentencia de 11 años de prisión, pero ahora se le sumó la pena anterior y se unificó en 12 años y 6 meses.
El crimen ocurrió el 1º de enero de 2000, en una modesta casilla ubicada en Pasaje Leticia al 1000, en el extremo sur de la ciudad. Según se sostiene en la sentencia, allí González discutió con su novia y en medio de la pelea le disparó. El proyectil dio en el pecho de la víctima y le atravesó el corazón.
Después, la quiso reanimar de una manera un tanto curiosa: la arrastró hasta una vieja bañera donde bebían agua los caballos de unos cirujas y la lavó un poco. Pero como vio que la chica no reaccionaba, la dejó tirada y huyó.
Sin escapatoria
Cuarenta días después, la policía de Entre Ríos lo encontró en Paraná. González fue procesado por homicidio, y ahora el juez Ernesto Genesio -secretaría de Ernesto Eiris- lo condenó.
En el fallo, el magistrado refutó la versión del disparo accidental brindada por el homicida con un argumento simple: "No sólo no buscó ayuda para la víctima ni avisó a la policía, sino que además se escapó y salió de la jurisdicción para que no lo encontraran", dijo. Para el juez, esto prueba no sólo que la mató sino que además intentó eludir la acción de la Justicia.
González y su abogado, un defensor oficial, pidieron la revisión de la sentencia. Por esa razón, será la Cámara Penal (Sala I) la que dicte el fallo definitivo.