Año 49.067
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  25 de
marzo de 2001
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El Papa, elevado a la santidad en 2000, no había sido embalsamado al fallecer
A 38 años de la muerte de Juan XXIII, su rostro aún permanece incorrupto
Autoridades del Vaticano y varios operarios quedaron sorprendidos al efectuar un reconocimiento canónico

El rostro de JuanXXIII está intacto en su ataúd a pesar de que al momento de su muerte, en 1963, no fue embalsamado. El hecho fue descubierto por autoridades del Vaticano y operarios, con motivo de un reconocimiento canónico, previo al traslado de los restos del ex pontífice desde su actual emplazamiento hacia una capilla.
Un informe interno de la Santa Sede describe la sorpresa de los que vieron el rostro incorrupto de JuanXXIII, a quien popularmente se llamaba el Papa Bueno y que fue beatificado por Juan PabloII el 3 de septiembre de 2000.
Según testigos de los hechos el rostro de JuanXXIII, quien falleció en junio de 1963 a los 82 años, conserva los mismos rasgos que el día de su muerte.
El reconocimiento canónico del cadáver fue efectuado en enero de este año, en un acto en el que estuvieron presentes técnicos y autoridades religiosas, como el secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, pero recién ahora se ha conocido el informe interno de la Santa Sede.
El reconocimiento canónico de un pontífice ya se hizo en otras ocasiones como con PíoX, en cuyo ataúd lo que encontraron los testigos fue un cuerpo preservado que, sin embargo, se descompuso de manera inmediata al contacto con el oxígeno.
A los papas fallecidos desde mediados del siglo XX como PíoXII, JuanXXIII, PabloVI y Juan PabloI, los técnicos del Instituto de Medicina Legal de Roma les inyectaron formol con objeto de permitir una larga exposición a los fieles antes de su inhumación.

El Papa santo
JuanXXIII, elevado a la gloria de los altares por Juan PabloII, contó con el favor de muchos que quisieron ya proclamarle santo por aclamación en 1965 durante el Concilio Vaticano, aquel que él convocó pero no pudo ver concluido.
Angelo Giuseppe Roncalli, nombre de pila del Papa Bueno, nació en Sotto il Monte, en la provincia norteña italiana de Bérgamo, el 25 de noviembre de 1881, en el seno de una familia campesina. Educado en colegios católicos de la zona y el seminario menor de Bérgamo, estudió después Teología y Derecho Canónico en Roma.
Tras hacer el servicio militar, el 10 de agosto de 1904 fue ordenado sacerdote. Para ayudar a los jóvenes necesitados de Bérgamo fundó, con sus ahorros, la Casa del Estudiante, la primera institución en Italia de ese tipo.
Fue llamado a Roma por el cardenal Van Rossum, prefecto en aquellos años de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y fue nombrado doméstico del Papa PíoXI.
Nombrado obispo por PíoXI, fue enviado como visitador apostólico a Bulgaria. En 1935 fue enviado con el mismo encargo a Turquía y Grecia, con sede en Estambul.
En 1944 fue nombrado por PíoXII nuncio en París, y a finales de 1952 le nombró patriarca de Venecia. En la Ciudad de los Canales permaneció hasta el 28 de octubre de 1958, cuando a la edad de casi 77 años fue elegido Papa y asumió el nombre de JuanXXIII, el mismo que ya usó un antipapa.
"Me llamaré Juan, un nombre dulce y al mismo tiempo solemne", dijo a los cardenales que acaban de elegirle, quienes le recordaron que sería JuanXXIII, como un antipapa, a lo que él dijo que no tenía miedo a ser confundido con un usurpador de la cátedra de San Pedro. Y los años le dieron la razón.

Un pontificado prolífico
Su corto pontificado fue muy prolífico. Escribió ocho encíclicas, entre las que destacaron Mater et Magistra (el rol de madre y maestra de la Iglesia) y Pacem in Terris, y convocó el Concilio Vaticano II, que resultó importantísimo para la Iglesia.
Viajó en tren a numerosas ciudades de Italia, visitó a los presos en la cárcel de Roma y fue el primer Papa que concedió lo que se conoce como rueda de prensa con los periodistas acreditados ante el Vaticano.
Muchos italianos, sobre todo los romanos, aún recuerdan cuando se dirigía a las gentes sencillas, como él, y les decía: "Cuando lleguéis hoy a casa, acariciar a vuestros hijos y decidles que ésta es la caricia del Papa".
Estas mismas palabras fueron recordadas por numerosos ancianos presentes en la plaza del Vaticano el día de su santificación. Muchos son de su pueblo, y lo conocieron.
Viajó a España en julio de 1954, cuando era patriarca de Venecia, y visitó Covadonga, Santiago de Compostela, el Pilar de Zaragoza y el monasterio de Montserrat.
Según prelados españoles que lo acompañaron, quedó muy impresionado con la Virgen de Covadonga, hasta el punto de que le fue llevada una copia de la imagen a Venecia, la misma que él mandó traer al Vaticano tras ser elegido Papa. Al parecer, según contó, la primera plegaria matutina siempre la dedicaba a la Santina, la Virgen de Covadonga.
Murió el 3 de junio de 1963, tras una larga y dura agonía que fue seguida con angustia a través de la radio y la televisión por todos los católicos del mundo.
Según ha contado su secretario particular, Loris Capovilla, poco antes de expirar le informó como habían pactado muchos años antes de que "le había llegado la hora", y el anciano Pontífice, tras mostrar un semblante de tranquilidad y aceptación de la voluntad divina, cerró los puños, como haciendo ver que él todavía era joven para seguir trabajando por la Iglesia.
Aunque durante el Concilio VaticanoII algunos obispos pidieron su beatificación por aclamación, el Papa Pablo VI propuso la apertura conjunta de su causa y la de PíoXII.
Con ello, el Papa Montini quiso evitar una canonización que pasara por encima de la actual normativa vaticana que exige un milagro, salvo en los casos de martirio.



El Papa Bueno tuvo un pontificado muy prolífico.
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