Año 49.067
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  25 de
marzo de 2001
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El regreso
Los quince días que conmovieron al país

Alvaro Torriglia

No es el túnel del tiempo. Es la realidad. Diez años después de la presentación de la ley de convertibilidad, el padre del modelo vuelve a escena para salvar a su criatura.
Los 15 días que conmovieron al país arrojaron fotos para todos los gustos. Machinea haciendo mutis por el foro, López Murphy con su mejor cara de ajuste, y finalmente el Mingo imponiendo su estilo hiperkinético.El presidente De la Rúa, también tuvo su protagonismo, aunque quizás no del modo que hubiera querido. Lo cierto es que entre ministros que entraban y los que salían, y operadores que están siempre aunque no parezca, el país entró en una nueva etapa.
Los mercados cumplieron el sueño de bajar al Frepaso del barco, aún a riesgo de hundirlo definitivamente. Chacho cerró el círculo de su renuncia histórica esperando que alguien lo llame para integrar la nueva coalición de gobierno, y el justicialismo se encontró con un protagonismo demasiado prematuro para sus propios deseos.
Cavallo inició una raid de reuniones que incluyó a gobernadores, dirigentes oficialistas y opositores (aunque no esté muy claro quienes están de cada lado), y gobiernos extranjeros para convencerlos de que, si le dan superpoderes, enfrentará a la crisis con su arma secreta: la ley de competitividad, que es como la ley de convertibilidad pero diez años después y con medidas que entonces quedaron por el camino.
Suba de aranceles para la importación, baja de impuestos para los fabricantes locales de bienes, reactivación, reactivación y reactivación. "Volvió Perón", dijeron algunos desprevenidos. No es para tanto. Hasta el viernes, la única medida efectiva era un nuevo impuesto a las cuentas corrientes que le permitirá al nuevo ministro recaudar lo suficiente como para equilibrar los números de las cuentas fiscales.
"Eso sí, no me pregunten cifras de recaudación, ni déficit, ni ninguna de esas cosas que se ocupan los ministros de Economía", dijo el Mingo para dejar claro que él parece un ministro de Economía pero que en realidad es mucho más que eso.
Su estrategia huracanada, impuesta en el contexto de fuertes oscilaciones en la Bolsa, el riesgo país pasando los mil puntos y con los brasileños echando a correr rumores sobre la renuncia del presidente De la Rúa, pareció darle los primeros resultados.
El viernes, el gobernador Carlos Ruckauf pidió a los legisladores justicialistas que le dieron las facultades especiales a Cavallo para que haga el ajuste en el estado, suba y baje impuestos y saque las reformas que le parezcan convenientes.Crisis sobre crisis, la política económica del país avanza a fuerza de periódicos espasmos, siempre con la sensación de que el abismo está a la vuelta. Lo que viene seguirá siendo una incógnita, aunque una certeza sale indemne de tanta locura. Una certeza capaz de derrumbar viejos y desacertados mitos: ¿Quién dijo que De la Rúa era aburrido?


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