"El que no salta es militar", cantaban cerca de ocho mil voces, mientras el Monumento a la Bandera parecía vibrar. El recuerdo del nefasto 24 de marzo de 1976 mostró una espectacular convocatoria en Rosario y el repudio a los oscuros años de la dictadura militar se hizo sentir en la gente que colmó las instalaciones del Monumento, desde las escalinatas hasta el escenario.
Al cumplirse 25 años del último golpe militar, la jornada de repudio comenzó en Rosario cerca de las 18, con una radio abierta en la plaza San Martín, donde también se expusieron paneles con detalles sobre los centros clandestinos que funcionaron durante la dictadura y listados de desaparecidos. "Los vieron vivos. Esperamos, siguen desaparecidos", sentenciaba uno de los paneles, a espaldas de lo que alguna vez fuera el Comando del II Cuerpo del Ejército.
A la hora de marchar rumbo al Monumento, más de 2.000 personas tomaron las calles céntricas. Los manifestantes fueron de lo más heterogéneo: desde agrupaciones políticas, sociales y de derechos humanos hasta una importante cantidad de gente que se acercó en soledad a la marcha, incluyendo muchos jóvenes y padres con sus hijos pequeños, intentando explicarles el horror del pasado. Si bien la convocatoria respondió a uno de los sucesos más oscuros de la historia argentina, las banderas de todos los colores y los fuegos artificiales transmitían un clima de fiesta.
Paso a paso
En una columna que superaba las dos cuadras de extensión, los manifestantes rodearon la ex Jefatura de Policía y tomaron por España. Varios grupos de murgueros bailaban y hacían escuchar sus redoblantes, como anunciando el paso de las Madres de la Plaza 25 de Mayo que encabezaban la marcha con pañuelos blancos sobre sus cabezas, escoltadas por una gran pancarta de Hijos.
"Alerta que camina, milicos asesinos por las calles argentinas", fue uno de los cantos que se repitió en el trayecto hasta la plaza 25 de Mayo. Más allá de la intolerancia de algún taxista, la respuesta de la gente en la calle fue positiva y no fueron pocos los que adhirieron al recuerdo de los desaparecidos con rostros de emoción y satisfacción. Muchos, a instancias de algunos manifestantes, se sumaron con aplausos y se animaron a cantar: "Paredón a todos los milicos que vendieron la Nación".
Cada vez haciendo sentir con más fuerza sus consignas, la columna llegó por Buenos Aires, rodeó la plaza 25 de Mayo - la misma que tantas veces caminaran Madres y Abuelas para mantener vivo el recuerdo de sus familiares desaparecidos- e ingresó al Monumento por el pasaje Juramento. En las escalinatas, miles de personas que aguardaban a los manifestantes recibieron con un aplauso a las Madres y la bandera de Hijos. La imagen de un Monumento repleto, con banderas argentinas, pancartas de toda clase y bengalas que teñían de rojo a la multitud, dio paso a la lectura de la larga lista de adhesiones.
Una jornada de lucha
Desde el escenario, Fidel Toniolli, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, leyó un documento en el que se reclamó convertir al 24 de marzo "en un día de lucha" y acusó al poder económico y los gobiernos de turno de ser "responsables de que el genocidio impune de ayer continúe con el genocidio de hoy".
Tras reclamar el fin de la impunidad, la jornada en recuerdo de los 30.000 desaparecidos vivió su momento de mayor emoción. Momentos antes del cierre musical -a cargo de bandas locales como Degradé, Los Vándalos y El Regreso del Coelacanto-, el Monumento comenzó a saltar. Fue el grito de ocho mil almas que se multiplicó a la largo y a lo ancho de todo el país y que, una vez más, le dijo "no" a la sangrienta dictadura. "Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es militar".
La Ciudad
