Antes y durante la dictadura, en Rosario y en localidades cercanas funcionaron varios centros clandestinos de detención. Algunos en entidades públicas (policiales, militares o de fuerzas de "seguridad"), otros en propiedades privadas. A 25 años del golpe, La Capital recorrió esos lugares. Comprobó que algunos siguen siendo dependencias oficiales y otros en manos de los mismos propietarias de entonces, que niegan conocer el pasado de esos centros de tortura.
Servicio de Informaciones de la URII
Hace 25 años el subsuelo de Dorrego y San Lorenzo, en la entonces Jefatura de la URII, era un lugar temible: funcionaba el Servicio de Informaciones (SI) de la policía. Allí Agustín Feced y sus colaboradores cometieron aberraciones inimaginables que constan en los expedientes judiciales, narradas por los sobrevivientes.
La oficina del SI hoy está abandonada. "Por el momento, tenemos idea de preservar el lugar; cuando se termine de proyectar el futuro edificio, veremos qué se hará allí", aseguró el ministro de Gobierno, Angel Baltuzzi. Los organismos de derechos reclaman que el sitio sea conservado para que las generaciones presentes y futuras conozcan el horror cometido en el lugar por efectivos policiales.
Catamarca al 1300
Hasta 1975 funcionó en Catamarca al 1300 el Servicio de Informaciones, luego se instalaron oficinas de identificaciones, que ocultaban otro lugar de detención. Fuentes policiales que pidieron reserva de identidad, aseguraron que ahí habría sido ejecutado Daniel Gorosito. El sobreviviente Miguel Angel Obeid fue quien reveló, en 1983, la existencia del lugar: "Había cinco calabozos individuales y nos tenían desnudos, invierno y verano. Nos vivían picaneando", contó. En el edificio funcionan hoy las oficinas de Documentaciones y la división de Asuntos Internos, que investiga a los propios efectivos policiales.
Fábrica Militar Domingo Matheu
En el paredón sur de la entonces la Fábrica Militar Domingo Matheu (Ovidio Lagos al 5200, hoy sede de la Jefatura) se abrió en 1976 un portón para que ingresen vehículos con detenidos. El ese centro de torturas las víctimas eran vejadas en pequeñas habitaciones, donde permanecían hacinadas y esposadas a argollas fijas en la pared de una caballeriza. Allí también se reparaban los vehículos usados en los operativos. Adriana Arce, Juan Antonio Rivero, Ramón Aquiles Verón fueron algunos de los sobrevivientes que identificaron el lugar. El ex centro de detención es hoy una caballeriza donde se atiende a los 25 equinos de la policía. Los lugares de tormentos siguen en pie, convertidos en oficinas. La fosa donde se reparaban los vehículos aún sigue abierta.
Batallón de Comunicaciones 121
Según comprobaron miembros de la Conadep, en el batallón del barrio Saladillo había 15 celdas para los detenidos. "En el 121, donde estuve siempre esposado a una cama, el general Jáuregui me interrogó y me amenazó con pegarme un tiro en la cabeza", declaró en 1983 el ex sacerdote Santiago Mac Guire. De los relatos de las víctimas se desprende que era frecuente que los detenidos llegaran al 121 luego de haber pasado por la Domingo Matheu. A pesar de los recortes presupuestarios el predio sigue perteneciendo al Ejército.
Comando del II Cuerpo de Ejército
En Moreno y Córdoba funciona el coqueto bar Rock and Feller's. Había sido la sede del Comando del II Cuerpo de Ejército, donde los generales Ramón Díaz Bessone, Leopoldo Galtieri y Luciano Jáuregui, entre otros, decidieron sobre la vida y la muerte de cientos de personas.
Los detenidos a punto de ser liberados pasaban por allí para escuchar a Galtieri. Juana Ferraro de Bettanín (a quien le asesinaron tres hijos y sufrió la detención y la tortura) declaró a la Justicia: "Me hizo una perorata sobre su satisfacción de darme la libertad y me aconsejó que no odiara al Ejército".
Los ediles rosarinos, que 1998 aprobaron una ordenanza para instalar allí el Museo de la Memoria, subrayaron que "en ese lugar se planificó la política del terrorismo de Estado en nuestra ciudad y zona". Como el edificio pasó luego a manos privadas, la Legislatura provincial debe aprobar su expropiación para concretar la iniciativa.
La Quinta de Funes
Parece una más de las tantas residencias de descanso de Funes. Ubicada en la intersección de la ruta 9 con calle San José, también se la llamó Quinta San Jorge, Casco la Nueva Argentina o (según Santiago Mac Guire, detenido allí) Ceferino Namuncurá. Galtieri llevó a Funes un grupo de montoneros con la idea de infiltrar esa agrupación política. El plan fue desbaratado en 1977 luego de que Tulio Valenzuela lo revelara en México. De los muchos que pasaron por el lugar sólo uno sobrevivió: el ex diputado Jaime Dri. El predio fue vendido en distintas oportunidades. En 1999 se alquilaba para fiestas. El actual propietario le dijo a La Capital que compró la quinta hace cinco meses, desconociendo su pasado.
Escuela Técnica Osvaldo Magnasco
En 1977, luego de la denuncia de Valenzuela en México, los detenidos en Funes fueron trasladados a la Enet Nº288 Osvaldo Magnasco (ubicada en Ovidio Lagos y Zeballos y que aún funciona). Luego de un tiempo fueron llevados a La Intermedia, en las afueras de Rosario.
La Intermedia
La Calamita
La Calamita
"Poco antes del Mundial fueron exterminados allí 16 subversivos, y ahí conmigo estaban (Rodolfo) Riegé, el general Jáuregui y el coronel Pozzi". El testimonio del ex agente Eduardo Costanzo fue publicado en 1992 por Gente. Se refería a un chalet ubicado junto a la autopista a Santa Fe, frente al Automóvil Club Argentino. Los asesinados habían estado secuestrados en la quinta de Funes. La propiedad entonces pertenecía a la familia Amelong y ahora es de José Amelong, familiar de Daniel, teniente primero y de activa participación en operaciones ilegales durante la dictadura. "No respondo sobre eso; me pone muy molesto", contestó Amelong cuando La Capital quiso saber sobre la historia del predio. La comuna de Timbúes planea fomentar el turismo en esa zona, a unos mil metros de La Intermedia.\