Año 49.067
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  25 de
marzo de 2001
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Londres: Gardens & Sports

Lucas Ameriso

Cosmopolita, impecable, políglota, pluricultural, Londres se abre a sus visitantes con un abanico de posibilidades para recorrerla. Resulta sumamente interesante intercalar, en una semana de estada, los circuitos tradicionales que ofrece la ciudad con fabulosos sitios no convencionales, ubicados en las afueras. Un buen combo, aconsejable para cualquier época del año, comienza en el palacio real de Hampton Court -donde residieron Enrique VIII y Guillermo III, entre otros-, sigue con los jardines de Kew, a donde se cultivan 30 mil clases de plantas diferentes, y se completa con Rugby, pintoresco poblado detenido en la historia, adonde se gestó el juego más popular de Inglaterra. Las diversas caras de Londres están al alcance de la mano. Sólo se necesita un buen mapa y ganas de conocer una ciudad cautivante por donde se la mire.
Tomando el vuelo de los sábados que British Airways ofrece desde Ezeiza, se llega en unas 12 horas al aeropuerto de Gatwick. Uno puede abordar el tren expreso hasta la terminal de Victoria.
Desde allí, la correcta y precisa señalización hacia diferentes destinos del Downtown, en el que se pueden encontrar antiguos y lujosos hoteles a precios razonables dentro del Reino Unido.
Al llegar casi sobre el domingo, es casi una cita inevitable recorrer las callecitas de Camden Market, una gran tienda al aire libre que ofrece una exótica gama de ofertas a los curiosos turistas.
Tiendas de liquidación, discos de vinilo, vestidos de los 80, tapados, grandes borceguíes de colores, componen algunas opciones. Muchos nuevos visitantes se ruborizan al curiosear en algunas vidrieras como los bien equipados sex shops que se asientan en el área. Otros, en cambio, se asombran ante algunos personajes que con varios aros en las cejas, lengua o labios se suman a la muchedumbre de gente.
Desde el centro de Londres se puede llegar en el tube (subterráneo), siguiendo la Victoria line, luego la Northern hasta Camden Town con un costo de 3 libras ida y vuelta. En épocas de liquidación los precios suelen ser muy convenientes.

Un palacio lleno de historia
Mediante el metro desde Waterloo Station, se accede al tren que conecta directamente con Hampton Court, un palacio real con 500 años de historia, mezcla de los estilos Tudor y neobarroco en la arquitectura. El fastuoso edificio rodeado de 30 hectáreas de cuidados jardines fue residencia oficial de Enrique VIII, Jorge II y Guillermo III.
En las afueras se ubica una parra de viñedos de 250 años de antigüedad, árboles y arbustos cuidados próximos a un canal privado con patos, gansos y cisnes. Sobre otro margen del edificio predominan los rosedales y otras plantaciones.
Como atractivo turístico durante la Navidad varios cocineros con atuendos típicos del siglo XVI y XVII elaboran chocolate y platos típicos. Las cocinas, restauradas para el turismo, dan una idea aproximada de cómo 600 personas eran alimentadas dos veces al día en Hampton Court.
Además por 32 libras el grupo familiar (10 libras cada ticket) se puede acceder a una visita guiada al palacio efectuada por un especialista vestido con ropa de la época, quien desnuda los más ocultos secretos de los reyes, sus habitaciones y puntos de reunión. Impacta por su magnificencia la capilla real, revestida en madera y con un extraño diseño de techos azules y dorados.
Ya en la ciudad la luz del frío invierno londinense, en retirada, todavía deja un margen para llegar hasta el "obligatorio" Bristish Museum. Allí el ala de Grecia, Egipto y Medio Oriente demanda unas dos horas de recorrido entre la piedra roseta, las momias, el Partenón y las joyas.

Todo el verde en Kew
Hacia el sudoeste del centro de Londres, en un coqueto y exclusivo barrio inglés de clase acomodada se ubica Kew Gardens. Se puede llegar en la District Line en el metro e ingresar por la puerta Victoria. Estos jardines fueron creados hacia 1759 por la princesa Augusta y se han convertido en el centro mundial líder en conservación de plantas y estudios científicos.
Al llegar se asoman los imponentes 300 acres de jardines, con un un lago principal hacia donde uno de los caminos deriva al impactante invernadero Princesa de Gales.
Aquí se mantienen 10 tipos distintos de climas desde el bosque al desierto. De los cactus a las especies tropicales. De las plantas carnívoras a un estanque de pirañas. Todo perfectamente regulado por un sistema computarizado de temperatura.
En la recorrida que se puede hacer en un pequeño trailer por los jardines sobresalen el Palm House, la Temperate House y un árbol de pagoda plantado en el 1700. Luego un campanario, y las ardillas y gansos que merodean en los parques le dan el toque agreste del espacio verde cuidado por unos 100 jardineros todos los días. El costo de la entrada es de 5 libras.
Una vez en el centro de Londres, se puede ir al tradicional Trafalgar Square, con sus paquetas galerías de negocios, además del sector comercial ubicado en Covent Garden. Desde allí se puede alternar la actividad con una recorrida por el National Gallery situado allí cerca, donde el subsuelo guarda pinturas de Manet, Gaughin, Van Gogh y Picasso.

Rugby, donde comenzó el juego
A una hora y media de tren al nordeste de la capital inglesa, Rugby se asoma como una pequeña ciudad detenida en el tiempo. De casas de típico estilo sajón, techos bajos y algunas lomadas.
Sus orígenes se remontan al Rugby School cuando los alumnos pertenecientes a los poblados que la rodeaban hacia el siglo XVI conformaron un juego que en principio se jugaba con los pies y del cual participaban cientos de personas.
Fue en esta institución educativa cuando en 1823 William Webb Ellis, alumno del colegio, rompió este reglamento, levantó la pelota (todavía redonda) y salió corriendo con ella. Este fue el "puntapie" inicial del rugby, que se fue puliendo a lo largo de los años, a la par de la figura ovalada de su pelota, pulida por el artesano William Gilbert hacia 1842.Sin embargo, la ciudad ofrece mucho más que esta bella historia. Entre los muros del College School estudiaron las personalidades como los escritores Dickens, Salman Rushdie, entre otros.
De sus aulas salieron héroes de guerra, políticos y funcionarios. Hoy un museo alberga estos recuerdos y estilos de vida. Además impresiona su bien mantenida catedral de estilo gótico en el centro del colegio, donde se yergue un órgano de detalles bellísimos.
En los días que queden en Londres, todo se puede armar como un pintoresco rompecabezas. Cerca del Támesis con el Global Shakespeare Theatre (reconstruido tal cual los antecedentes de la época con madera y mármol con parte del escenario al aire libre), el Tate Modern Museum -con obras de Andy Warhol- el puente de Londres y la London Tower.
Una ciudad de escultural figura, seductora y que siempre invita una vez más a recorrerla.



El jardín privado del palacio Hampton Court.
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