Año CXXXIV
 Nº 49.066
Rosario,
sábado  24 de
marzo de 2001
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Resolución por una oscura venganza en Grandoli al 3900
Dos procesados por emboscar a un conductor y matarlo a tiros
Javier Reynoso y Horacio Flores serán juzgados por el homicidio de Gabriel Lorio, que manejaba cuando fue baleado

María Laura Cicerchia

Un juez de Instrucción procesó a dos hombres por el crimen de Gabriel Lorio, a quien atacaron a balazos un año atrás en una emboscada en Grandoli al 3900. Si bien el hecho fue presentado como un probable enfrentamiento entre barrabravas, no surgieron en el expediente elementos que acreditaran esa hipótesis. El móvil del crimen no llegó a esclarecerse, aunque los investigadores suponen que se trataría de un enfrentamiento entre grupos rivales. Junto a los acusados, una pareja fue procesada por encubrimiento, por alojar a uno de los sospechosos cuando era buscado por la policía.
Los imputados son Javier Oscar Reynoso, de 20 años, y Horacio Daniel Flores, de 32, quienes fueron procesados por homicidio y lesiones graves en el juzgado de Instrucción Nº 13, a cargo de Osvaldo Barbero. En la misma resolución Reynoso fue enviado a juicio por otros delitos (ver aparte).
El episodio ocurrió en Grandoli al 3900, entre Doctor Riva y Quintana, hace poco más de un año: el 8 de marzo de 2000. Ese día, a las 14.50, Lorio circulaba en un Fiat 128 gris acompañado por Alejandro Guillermo Lares cuando un grupo de hombres atacó el coche a balazos. Al ser alcanzado por un proyectil, el conductor perdió el control del vehículo y se estrelló contra una columna de alumbrado público ubicada en el cantero central de la avenida. Los atacantes escaparon y el lugar quedó sembrado de vainas servidas calibre 9 milímetros y 32 largo.
Lorio tenía 29 años y trabajaba como cuidador de caballos en el Hipódromo del parque Independencia. Falleció poco después por destrucción de masa encefálica, mientras que Lares, de 20, sufrió traumatismo de cráneo, hemoneumotórax, fractura de vértebra dorsal y traumatismos menores de rostro que no pusieron en riesgo su vida pero lo incapacitaron por 30 días.
Desde el comienzo el caso fue un misterio. Las hipótesis sobre el móvil del hecho fueron varias. La principal: que se trató de un enfrentamiento entre barrabravas de Rosario Central. Sin embargo, esto no fue probado por la investigación judicial. Los investigadores aún desconocen por qué motivo los delincuentes balearon a la víctima, pero estiman que existiría entre ellos una rivalidad previa.
Además, el absoluto silencio de los vecinos amenazó la posibilidad de que se aclarara el incidente. Pero la hermana de Lares -el hombre que resultó herido- presenció el hecho y aportó las pruebas necesarias para esclarecerlo. La mujer salió a la calle al escuchar los disparos y alcanzó a observar a un grupo de jóvenes que decían: "Los matamos a los dos". Al verla, uno de ellos los llamó a silencio: "Cállense que ahí está la hermana".
La mujer conocía a uno de los agresores y lo identificó como lo llamaban en el barrio: el Mudo Reynoso. En un álbum fotográfico señaló a Flores y luego reconoció a ambos en una rueda de personas. Otros dos habían sido acusados por el crimen pero fueron desvinculados. Se trata de Angel Darío García, a quien le dictaron falta de mérito, y Sebastián Morel, quien obtuvo el sobreseimiento en la causa.
En tanto, Juan Carlos Flores y Mónica Graciela Baiz fueron procesados por encubrimiento, acusados de alojar en su casa a Reynoso mientras lo buscaba la policía. Flores no negó esa imputación. Es más: dijo que Reynoso quería mudarse a Victoria porque había participado del "embrollo" de calle Grandoli.



A Lorio lo mataron con armas de guerra.
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