"Somos una familia", expresaron dos ex alumnas del Instituto Inmaculado Corazón de María Adoratrices -una egresada en 1950 y la otra el año pasado- para describir su paso por el establecimiento. En 1931 -fecha de fundación- no más de treinta mujeres llegaban a la institución con sus uniformes impecables, guantes y sombrero en carácter de pupilas. Hoy, casi mil alumnos de uno y otro sexo ocupan la antigua casa de Italia al 700. Por sus aulas pasaron la cantante rosarina Silvina Garré y la ex ministra provincial de Educación, María Rosa Stanoevich (ver aparte). El colegio cumple mañana 70 años de vida y los directivos se enorgullecen de mantener "los valores y la calidad educativa". Con el objetivo de "levantar un templo eucarístico y ámbito educacional", el 25 de marzo de 1931 la congregación de las hermanas Adoratrices inauguró el colegio. En ese momento, las alumnas cumplían con el régimen de pupilas y sólo podían volver a su casa los domingos. "El sistema era más rígido que ahora pero igualmente estábamos como en casa", describió Marta Moroni, una de las primeras egresadas. Dolores, una ex alumna que terminó el año pasado (cincuenta años después que Marta), coincidió en la palabra "familia" para sintetizar su paso por la escuela. "Proponemos una educación pluralista, democrática y equitativa", añadió la directora del nivel medio y polimodal del colegio, Marta Iñurrigarro. El instituto siempre funcionó en la misma casa, pero con el tiempo tuvo que ser ampliada. Cuando se inauguró sólo estaba la planta baja, donde antes dormían las internadas. Hoy, el edificio tiene tres pisos, un gimnasio y dos entradas por la calle Santa Fe. Cuando empezó, no había más de 30 alumnas, mientras que este año los estudiantes ascienden a casi mil en los distintos niveles de la escuela general básica, la media, el polimodal y el nivel inicial y terciario. Después de 70 años de existencia del establecimiento, la directora expresó: "Siempre se mantienen los pilares de educación, pero lo que cambia es la metodología de trabajo y las formas de participación". Para Iñurrigarro, "los padres antes sólo asistían a reuniones y actos, mientras que ahora son testigos directos de la evolución escolar de sus hijos". En 1931, salones y habitaciones para las pupilas; este año, aulas divididas por áreas y alumnos de uno u otro sexo. Antes, jumper azul, sombrero y guantes; hoy, un uniforme cómodo para las distintas temporadas. Para las autoridades, los tiempos cambian, pero los valores con los cuales se fundó la escuela se mantienen como el primer momento.
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