Ariel Etcheverry
Un chico de 17 años fue asesinado de un escopetazo en el pecho cuando se encontraba en el patio de su casilla ubicada en la villa miseria de Lamadrid y Avellaneda. La policía atribuyó el crimen a un presunto ajuste de cuentas entre ladrones de caballos y puso en la mira a un grupo de por lo menos cuatro hombres vecinos del muchacho que ayer eran intensamente buscados. Por su parte, vecinos del lugar negaron que la víctima tuviera antecedentes delictivos e indicaron que trabajaba en un horno de ladrillos. La víctima fue Avelino Alejandro Rolón, quien vivía en una precaria casa de chapa y madera en el asentamiento conocido como villa La Cariñosa. El muchacho era oriundo de Corrientes y había llegado a Rosario hace poco más de un año. Apenas se estableció en la ciudad, Rolón fue a vivir con su bisabuela, María Esther González, de 81 años, quien lo había criado desde muy chico. Ambos compartían el mismo terreno en la villa, pero vivían en ranchos separados. Esas precarias viviendas están rodeadas de un precario cerco de alambre y madera y a muy pocos centímetros de las vías del ex ferrocarril Belgrano. Fuentes policiales consignaron que el homicidio se produjo cerca de las 2 de ayer, cuando Rolón, al que apodaban Correntino, se encontraba junto a su bisabuela tomando mate. Según vecinos, los dos estaban sentados en el patio que compartían. Pero en un momento dado González entró a su casa para calentar más agua y el chico quedó solo. Al parecer en ese momento se presentaron por la parte trasera del terreno cuatro hombres jóvenes, vecinos de la zona, según apuntaron algunos testigos. Entonces la víctima se levantó de la silla y se acercó hasta el alambrado. Allí se habría producido una discusión y luego se escucharon los disparos. Vecinos de la zona contaron a La Capital que fueron por lo menos cuatro estampidos los que alcanzaron a escuchar. Rolón recibió un escopetazo en el tórax y cayó malherido. La bisabuela lo socorrió de inmediato, mientras que los agresores escapaban del lugar. Según la policía no habría testigos oculares del hecho. González alcanzó a arrastrar a su bisnieto hasta una silla, donde finalmente murió antes de que llegaran la policía y los médicos. Rolón falleció prácticamente ante la vista de varios vecinos, muchos de los cuales escucharon primero los disparos y luego los gritos de desesperación de la mujer. "La ambulancia tardó más de una hora, y el pibe murió en la puerta de su casa", comentó ayer una vecina. Fuentes vinculadas a la investigación del hecho sostuvieron que la hipótesis más firme hasta el momento sería la del ajuste de cuentas. El jefe de la Brigada de Homicidios, comisario José Luis Juárez, manifestó que la víctima tenía antecedentes penales por hurto de caballos y que el suceso de ayer sería una venganza de un hombre al que le habían robado un equino. El oficial aseguró que los cuatro hombres que llegaron antenoche al rancho de Rolón "están identificados, pero falta establecer quién fue el autor del disparo". Por su parte, familiares y vecinos de Rolón descartaron que esa haya sido el motivo del crimen. Aseguraron a La Capital que el chico no tenía antecedentes delictivos, y que "era una buena persona". Lo que sí confiaron es que la víctima mantenía una vieja disputa con unos vecinos y que "estaba amenazado de muerte". Familiares de Avelino también contaron que el chico trabajaba con un tío en un horno de ladrillos cercano a su vivienda. "Que robaba caballos es una mentira. Mi primo trabajaba con nosotros y se ganaba unos mangos. Además, la abuela cobraba una pensión, y con eso vivían más o menos tranquilos", indicaron.
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