| | cartas Monumentos comercializados
| En las vacaciones visitamos San Juan. Una vez allí, se imponía nuestra presencia en la casa histórica donde naciera y viviera gran parte de su vida Domingo F. Sarmiento, figura controvertida de nuestra historia pero unánimemente respetada. Recorriendo las distintas dependencias con imaginable emoción, al llegar a una de estas últimas, primera sorpresa, encontramos a un comerciante que ofrecía artesanías de dudosa precedencia. Posteriormente, segunda sorpresa, ante nuestra perplejidad vimos oficinas administrativas instaladas en una parte de la casa que pertenecía a los cuartos de las hermanas de Sarmiento. En ese momento, nuestra indignación ante lo que entendíamos era mancillar nuestro patrimonio histórico llegó a tal extremo que, después de manifestar nuestro desagrado a los empleados, acudimos a la Dirección de Turismo, para presentar nuestras quejas al subsecretario del ramo. Allí un concierto de vendedores particulares nos ofrecieron desde tours turísticos hasta dulces y artesanías. Luego de esperar 30 minutos al funcionario, nos retiramos sin ser atendidos. Creo que si no somos capaces de mantener vivas nuestras raíces históricas en las que basar nuestra identidad como nación y desarrollar un sentimiento de patria que vaya más allá de los triunfos de la selección de fútbol, estamos condenados a padecer eternamente el régimen virreinal en sus modernas y sucesivas versiones. Raúl Calcamuggi
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