José María Petunchi
Cuando un equipo dilapida numerosas situaciones de gol y encima queda expuesto en defensa, es casi imposible que no termine pagando a corto plazo el precio por cometer semejante dislate. Central cometió estos y otros males ante Estudiantes y estos le pasaron la factura soportando un 3 a 0 contundente, que incluso pudo ser más amplio. Una derrota que deja secuelas importantes para el torneo local, por la expulsión de Juan Antonio Pizzi y porque los canallas se empiezan a despedir de la conversación en el lote de punta del Clausura, y que fundamentalmente habrá que ver si repercute en el ánimo de los jugadores de cara al futuro inmediato de la Copa Libertadores, pasado mañana ante Universitario de Perú. No hay que rebuscarse mucho para encontrarle explicación a la derrota parcial de Central en el primer tiempo. Bastará con hacer hincapié en los propios errores auriazules: deficiencias a la hora de atacar y falencias a la hora de defender. Porque el equipo del Patón generó en esa etapa diez situaciones de gol, algo inusual para los tiempos que corren. Y por si Central no tuviera demasiados pesares con su karma frente al arco rival, el discreto Sequeira le anuló mal el gol a Pizzi, tras una buena triangulación entre Moreno, Maceratesi y el goleador canalla. Se podría caer en la tentación de sostener que ese tanto podría haber cambiado la historia, pero lo cierto es que los canallas dilapidaron otras nueve situaciones similares. Encima en el sector defensivo, con responsabilidad compartida entre los del medio y el fondo, tuvo diez minutos de desconcierto que Estudiantes no perdonó. En esos instantes el Tecla Farías clavó un golazo de cabeza -el sexto que le convierte a Central en cuatro partidos-, tras un pelotazo de Pompei y un desborde de Galletti. Y no definió el pleito en ese momento porque no llegó a la red en otras cuatro estocadas. Antes de ese desconcierto sin la gravitación de Ezequiel y después con su activa participación los canallas fueron mucho más que el Pincha, pero volvieron a penar a la hora de definir las cuantiosas ocasiones que generaron, y al igual que en los partidos anteriores lo pagaron caro. La expulsión de Pizzi -por codazo a Quatrocchi- antes del cuarto de hora del complemento le simplificó los planes a Estudiantes, que había armado dos líneas de cuatro para defender el resultado desde el arranque. La salida de Juan generó el desconcierto canalla y aumentó la tranquilidad de Estudiantes. Entonces todo se dio por decantación. La diferencia numérica y el orgullo de los canallas para pelear contra su confusión e impotencia hicieron una parte y Estudiantes, con inteligencia y viveza, la otra. De ese modo, el Pincha terminó disfrutando de otra noche triunfal de la mano de Galletti, que estampó el 2 a 0 con un golazo y terminó transformádose en la figura de la cancha, y de Zapata, que con un cabezazo festejó su segundo gol en primera y decretó el 3 a 0 final. Central fue presa fácil de sus errores, porque no tuvo la claridad suficiente para definir sus aciertos y tampoco encontró la manera de minimizar sus deficiencias. Se empezó a despedir en silencio del Clausura y ahora habrá que ver si esta derrota le permite hacer pie en la Copa.
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