Año CXXXIV
 Nº 49.060
Rosario,
domingo  18 de
marzo de 2001
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La solidaridad con el Hospital de Niños se hizo canción en La Florida

Más de dos mil rosarinos se sumaron ayer en La Florida a la convocatoria "Médicos y músicos por nuestro chicos", que lanzaron los profesionales de la sala de terapia intensiva del Hospital Víctor J. Vilela para juntar los fondos que se utilizarán en la modernización de los equipos del centro de salud. Además del espectáculo que ofrecieron Los Bitles, Fabián Gallardo, el grupo La Semilla y la Trova rosarina, no faltó algún que otro palo al ministro de Economía, Ricardo López Murphy, antes de que sonara el clásico "Dios y el diablo en taller".
Si bien el jefe de la sala de terapia intensiva del Vilela, Eduardo Benedetto, manifestó su agradecimiento a la respuesta de los rosarinos, aclaró que "teniendo en cuenta las demandas del hospital, necesitábamos mucha más gente. Logramos juntar más de cuatro mil pesos, pero el respirador que tenemos que comprar cuesta más de 20 mil dólares, y completar totalmente el equipamiento de la sala nos costaría unos cien mil dólares". Aunque no dejó de destacar "la necesidad de modernizar la sala", el profesional aseguró que "con los siete respiradores que hay en el hospital, los chicos reciben un muy buen servicio, el mismo que podrían encontrar en cualquier centro de salud privado".
Los primeros en hacer sonar los acordes fueron Los Bitles, y el líder del grupo, Gustavo Lorenzati, no sólo aseguró que "es una buena oportunidad para ayudar y para llegar a la gente", sino que tampoco se ahorró las críticas: "Estas son cosas que debería hacer el Estado, pero también es una forma de demostrar que nosotros podemos hacerlo".
Fabián Gallardo fue el segundo en subirse al escenario y se convirtió, sin dudas, en el sex symbol de la tarde. Apenas bajó de las tablas, un enjambre de jovencitas lo rodearon para pedirle autógrafos y otras tantas pidieron la tradicional foto de recuerdo.
"Además de malo, es feo", dijo Adrián Abonizio del actual ministro de Economía, en una especie de dedicatoria de "Dios y el diablo en el taller". Después se vinieron los clásicos: "Corazón de barco", "Y ahora", "Cuando" y "El témpano", entre otros, con Rubén Goldín, Jorge Fandermole, Abonizio y Lalo de los Santos.
Las palabras de Lalo de los Santos, quien sufre una larga dolencia que hasta en una oportunidad llevó a sus colegas a hacer un recital en su solidaridad, fueron las que más conmovieron: "Ustedes no saben lo que significa para mí estar acá. Estaba internado y le pedí a los médicos que me dejaran venir a esta ciudad que amo, con estos amigos que amo", dijo.
Así, la Trova rosarina, junto a Fabián Gallardo, se despidió con el clásico de Fito Páez "11 y 6". Pero el cierre del espectáculo sonó a ritmo caribeño con el grupo La Semilla, que hizo que más de uno se uniera al baile.



La Trova y una performance para comprar un respirador.
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