Un comerciante que atropelló a un hombre y le provocó lesiones leves denunció que tres efectivos de la comisaría 7ª le pidieron dinero a cambio de no iniciar una causa penal a raíz del accidente. Los agentes habrían incluido varias posibilidades en los términos del acuerdo para destrabar su situación procesal. "Uno de los policías me dijo que podía orinar por mí para que no me hicieran el test de alcoholemia", aseguró el automovilista.
El hecho se inició cuando el denunciante, de nombre Renato y de 30 años, manejaba su Renault 21 Nevada por la calle Tucumán. Cuando el automovilista ya había atravesado Cafferata imprevistamente un hombre cruzó corriendo la calle y el conductor del auto embistió al peatón. "En realidad el hombre me chocó en la puerta delantera derecha", contó Renato.
El comerciante descendió del vehículo para socorrer a la víctima y comprobó que la víctima, Juan Cutro, de 70 años, sólo tenía "un raspón" en el pecho ya que había impactado el pecho en el espejo retrovisor del Renault 18.
Poco después, una ambulancia trasladó a Cutro a su casa mientras llegaban al lugar agentes de la seccional 7ª, ubicada a pocos metros del lugar del accidente, en Cafferata al 300. Entonces se subió a su auto con un policía y se dirigieron a la comisaría.
A partir de ese momento comenzó el calvario para Renato. En la dependencia policial, debió "cumplimentar" el primer trámite. Un agente "que atendía el teléfono" les tomó las huellas dactilares ya que -le habrían dicho- debían abrirle una causa penal. "En realidad son seis fichas, me dijo el agente, pero te hago llenar cuatro más porque si no podés tener un problema. Si arreglás mando las cuatro fichas con las manos transpiradas y (la sección de la Unidad Regional II) Dactiloscopía me las va a rebotar. Entonces el trámite nunca ingresó".
"Sugerencias"
El inconveniente que podía tener Renato, según el uniformado, estaba relacionado con la imposibilidad de tramitar el pasaporte, de renovar el carné de conductor o recibir un crédito bancario.
Después a Renato lo llevaron a una pieza. Allí permaneció unos cuarenta minutos mientras las sugerencias para que arreglara su situación se sucedían. Pero en este caso, el agente que las formulaba era un "sargento". "El hombre (por la víctima del accidente) está muerto", repetía el suboficial mientras le pedía dinero. Lo curioso del caso es que el efectivo le pidió que no enterara del acuerdo una agente "porque ella respeta los procedimientos".
El trámite siguiente que debió realizar Renato fue la prueba de alcoholemia, a pesar de que no había bebido. "Me hicieron orinar en un tarro, que no precintaron" mientras los policías le decían que tendría que permanecer varias horas en la seccional. "De acá no te vas hasta que llegue el médico policial con el informe del estado de salud del herido", le habrían dicho.
Después, Renato debió declarar ante el sumariante, pero la insinuación del oficial fue más directa. El policía creía que Renato ya estaba dispuesto a negociar su situación procesal. "Primero me dijo que si no arreglaba me tenía que secuestrar el auto durante dos días para hacer las pericias. Luego me sugirió que podía zafar del test de alcoholemia: si querés orino por vos", dijo el policía.
Después el oficial intentó pactar el monto del arreglo. "Me pidió 300 pesos. Como le dije que no tenía esa cifra bajó a 200". Pero antes de irse, el efectivo le indicó al comerciante cuándo debía entregar la plata. "Traeme 100 pesos el viernes y el resto dentro de siete días".
Como contrapartida, el oficial se comprometía a archivar la causa. "Saco tu ficha y coloco otra". Poco después, Renato se contactó con el abogado de su empresa de seguros, Jorge Suárez Osan, quien presentó una denuncia por el caso en los Tribunales.