Año CXXXIV
 Nº 49.056
Rosario,
miércoles  14 de
marzo de 2001
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Una visión en la noticia
¿Sinceramiento o amenaza?

Pasan las horas, pasan los días y la actualidad política y económica argentina se enrarece más y más. En lo que parece será la impronta definitiva de todo su desarrollo, una vez más el gobierno tarda en definirse. Se debate entre el ser y el no ser, sin percibir que los plazos se acortan dramáticamente y que cuando llegue a su término el camino abierto por la voluntad ciudadana no habrá manera de evitar la rendición de cuentas. Y las cuentas, hasta ahora, dejan mucho que desear, pues cualquier logro alcanzado en un escenario tan complicado y plagado de acechanzas como el actual aparece siempre menoscabado por las dudas, las contradicciones y las marchas y contramarchas que signaron su génesis y desarrollo. Y este es una estado de cosas que, al ser permanente, fatiga a todos.
Mientras esto sucede -o quizá más como consecuencia de ello-, no se sabe si también por la acción de las usinas de rumores que tanto daño causan al potenciar a su favor los problemas de la realidad, Ricardo López Murphy y su equipo consumen sin definirse las horas más valiosas de cualquier nueva gestión. Lo hacen aún con el plazo de pasado mañana autofijado para los primeros anuncios. Cuesta aceptar que esto sea así, máxime al observar que se trata de profesionales de enorme prestigio, que se han pasado la vida estudiando los problemas sobre los cuales hoy deben operar más allá de la mera teoría.
Para colmo, todo ocurre en medio de un mar de versiones contradictorias, en las que no son pocos aquellos que, sin escrupulos, bregan porque siga fluyendo el agua para sus molinos. Y lo hacen aún sabiendo que esta hora argentina es tan grave que si no se pone algo de cordura todo acabará en caída libre desde el risco. Es obvio: saben que, merced a sus previsiones para esa emergencia ellos cuentan con paracaídada. ¿Y el resto? Allá él.
Acosado por una lucha política interna de la Alianza (y de la interna de los partidos que la integran) que no es más feroz sólo porque todavía no se ha roto del todo la tapa del ejercicio del poder que la mantiene soterrada, el equipo económico se encuentra en una encerrona durísima. Una encerrona de la que sólo podrá salir más o menos indemne si, como dicen los esgrimistas, el pomo de la espada que corte lo que haya que cortar es aferrado por un puño de acero enfundado en un guante de terciopelo.
Si, como pareciera que va a suceder, López Murphy y su gente pretenden centrar su gestión exclusivamente en acabar con el déficit y achicar el Estado a cualquier costo, antes que nada y por sobre todo, estará el acero, pero faltará el terciopelo, entendiendo a éste como las medidas activas que aceleren el desenvolvimiento económico y reviertan la gravísima situación social, que ya no da para más. Y lo peor es que si se quedan sólo con el acero les resultará imposible no terminar colgados del pincel porque el andamio político, sin cuyo concurso es imposible pensar en pintar cualquier obra de arte económica, aquí y en cualquier otro rincón del mundo, desaparecerá bajo sus pies. Y eso, sin dudas, ocurrirá en un plazo mucho menor del que puedan imaginar.
Al respecto, bien vale tener presente algo que acaba de declarar a "La Nación" el presidente del bloque de diputados de la Alianza. Darío Alessandro ratificó explícitamente que "la suerte del Frepaso está atada al gobierno" -esto es todo un progreso- y advirtió que "ya no vamos a ser una fuerza que dé su parecer sobre las medidas de Gobierno una vez que estén tomadas, sino que vamos a participar desde antes". ¿Sinceramiento o amenaza?


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