Gracias a la actuación de deportistas argentinos en Vitoria, España, están de parabienes. Alavés, el equipo que acaba de eliminar de visitante a Inter de la Copa Uefa, provocó la primera explosión. El resto estuvo a cargo de Tau Cerámica y el básquet, encargados de convocar a 9.500 almas en el estadio Fernando Buesa para darle el golpe de gracia a los griegos del Olympiakos y alcanzar por primera vez en la historia las semifinales de la Euroliga. "La ciudad está convulsionada. España está un poco sorprendida con esto: en la semana, Marca publicó un artículo que hablaba del boom de los argentinos en Vitoria. Y mezclaban básquet y fútbol. Con los jugadores del Alavés somos muy amigos. Hermes Desio hace un ratito se acaba de ir de casa", confió el basquetbolista argentino que milita en el Tau, Fabricio Oberto. -Grecia, ¿te debe sonar raro eso? -Para mí era algo especial ganarle al Olympiakos. Acá hablaron mucho de mi revancha, pero más que todo era revancha con mi juego y no contra un equipo donde no la pasé bien. El tema pasaba por demostrar que había estado en un club sin poder jugar y que, en realidad, yo puedo rendir y en un nivel muy alto. -¿Pero muy en el fondo no sentiste un poco que te estabas vengando? -No es eso lo que más me motivaba. La mala experiencia me dice rápidamente que la culpa fue de Olympiakos. Más que venganza era tratar de sacarme una espina importante. Y por suerte me la saqué, porque ahora estamos muy cerca de la definición. -¿Qué puede ocurrir si no ganan uno de los tres torneos que tienen por delante: Copa del Rey, Euroliga y Liga ACB? -No sé si es la debacle. Pero estamos entrenando muy fuerte, como nos exige el técnico Dusko Ivanovic, y esa forma de trabajar debería darnos al menos un premio. -¿Qué diferencias hubo desde la ida de Julio Lamas y el arribo de Ivanovic? -Casi todo: sólo quedaron tres jugadores de la pasada temporada. Julio por ahí tuvo la mala suerte de llegar a mitad de año, yo también, y eso afectó al equipo. Cuando un conjunto se arma desde el principio y no sufre retrasos por lesiones importantes, tiene más posibilidades de llegar arriba. A Lamas le faltó tiempo. -La prensa española, y en especial la de Vitoria, te señala como el alma de Tau. -Debe ser por la actitud. La verdad es que como nunca desde que llegué a Europa siento ganas de jugar. Será quizá porque el equipo tiene confianza en mí. Yo no pido nada raro en la cancha. Dicen que no soy un goleador, que luzco mejor en defensa, pero ahora me destaqué en la anotación en los últimos partidos y algunos escribieron que me salí del libreto. A mí me gusta correr, tomar rebotes; mi rol pasa por darle al equipo lo que le falta. Y por ahí lo que remarcan es mi entrega en la cancha y mi búsqueda de contagiar a mis compañeros. -A la distancia, ¿cuánto bueno y cuánto malo fue haber estado parado siete meses desde la salida de Olympiakos? -Fue bueno porque me sirvió para revalorizar muchas cosas personales y no me dejé sobrepasar por la presión de tener un contrato grande. Yo había dejado de disfrutar al básquet como un juego. Y lo malo es haber perdido casi una temporada entera, las lesiones, haber ido a un campamento de la NBA en malas condiciones y no rendir, además de varios problemas con agentes. No fue poco. -¿Dudaste alguna vez de tu capacidad? -Nunca dudé de mi juego. Ocurre que de entrenarme todos los días a morir, pasé a tirar dos tiros al aro, sí dos tiros nada más, y retirarme de la práctica. Prefería jugar al tenis antes que al básquet. Siempre mi carrera se basó en trabajar mucho. -¿Qué cambió desde el bajón del 89? -Rescaté el apoyo de la verdadera gente que estuvo al lado mío. Mi familia primero, mi novia, algunos amigos. Ahora me doy cuenta de que mis últimos años en Atenas de Córdoba, el mejor equipo que integré porque tenía al lado a jugadores que son amigos, no los disfruté como debía. Trabajé presionado por la idea de la NBA o el contrato en Europa. En este momento trato de disfrutar el día de hoy. -¿Qué es la NBA? -Un lugar donde quiero jugar, sin dudas. Pero hoy prefiero hacerme un nombre en Europa y ganar algo grande acá. A ver si queda claro: hoy no busco la NBA. Espero que llegue sola. Antes vivía en un estado de desesperación importante: pesas, correr, entrenar, pesas, correr y entrenar para llegar a la NBA. Me equivoqué. -En los últimos 15 días superaste al croata Dino Radja, que brilló en la NBA hasta hace poco. ¿Ni siquiera eso lo tomaste como parámetro para un salto en el futuro? -Me dio la sensación de que le había ganado a un peso pesado de Europa. La NBA antes era un sueño. Ahora lo veo como una meta, pero no hablo de ella ni me gusta opinar de ese tema. Creo estar dando pasos más seguros, sé bien dónde piso cada vez. Hoy disfruto la semifinal en la Euroliga, la chance de estar arriba. Mañana se verá.
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