Miguel Angel Duré había sido condenado a prisión perpetua por matar a su pareja y la hija de ella. La cárcel de por vida parecía ser su destino inevitable: él mismo confesó el crimen con lujo de detalles, había restos de pólvora en su camisa, a la hora estimada del asesinato se encontraba en la vivienda, y tenía una razón para matar: celos. El caso parecía cerrado, pero ayer el hombre quedó libre y absuelto definitivamente, luego de pasar tres años y medio en prisión. Es que tres camaristas revisaron el caso y descubrieron que todos esos indicios habrían sido dibujados por la policía para involucrarlo. Y por eso revocaron la condena.
El crimen ocurrió la madrugada del 29 de agosto de 1997 en la casa que la familia compartía en la ciudad de Carcarañá. María del Carmen Pierantoni, una oficial de policía de 28 años, y su hija Ailén Nair Franchi, de 3, fueron asesinadas mientras dormían, con el arma reglamentaria de la mujer. El asesino disparó dos tiros a la cabeza de María y otros dos a la de la nena.
María del Carmen vivía con Miguel Angel desde hacía ocho meses. Ella trabajaba en la Patrulla de Caminos de la Unidad Regional de San Lorenzo y él en un frigorífico. Fue el hombre quien denunció el crimen. A las 3 de la tarde llegó de trabajar y vio el cuadro: las dos mujeres muertas en el dormitorio.
La policía lo imputó en el crimen. Fue procesado por la jueza penal Ana María Bardone y llegó a ser considerado culpable por el juez Luis Giraudo, que firmó su condena a perpetua por homicidio alevoso. Ayer la historia se revirtió.
Los jueces de la Sala Cuarta de la Cámara de Apelaciones examinaron la condena y llegaron a una conclusión: no hay certezas suficientes para condenarlo. Por eso revocaron el fallo y dejaron a Duré en libertad.
Todos los argumentos, a simple vista inconmovibles, por los que este hombre fue acusado, procesado y sentenciado, fueron rebatidos o puestos en duda por el tribunal. Los jueces estimaron que la confesión de Duré habría sido "arrancada" a golpes por la policía. Y al poner en duda la actuación policial, la investigación se desmoronó como un castillo de naipes.
Duré había relatado de forma precisa y minuciosa cómo mató a las dos mujeres. Narró los supuestos pasos previos al crimen. Detalló cómo discutió con su mujer antes de matarla. Dijo que pelearon, como otras veces, porque él estaba celoso de su ex, un policía que es el padre de la nena. Contó que tomó el arma de la mujer, disparó contra madre e hija y preparó todo para fingir el hallazgo del crimen cuando volviera de trabajar.
Pero tres días después le dijo a una jueza que todo eso era falso porque los policías le habían arrancado esa confesión a golpes "para que se hiciera cargo". Reveló cómo lo torturaron e identificó a sus agresores con nombre y apellido. Dijo que el ex marido de María del Carmen, el agente Eduardo Omar Franchi, era uno de ellos. Y a pesar de que un médico policial constató las lesiones, nunca se investigó la presunta arbitrariedad.
Las causas de la revocatoria
Sin embargo, los camaristas Guillermo Fierro, Rubén Jukic y Antonio Paolicelli encontraron muchos elementos que le daban la razón al condenado.
Por ejemplo: Duré es prácticamente analfabeto. No pudo haber realizado, según los jueces, una confesión como la que encabeza el expediente. La "ordenada estructura narrativa" del relato no se condice con la "baja capacidad intelectual" que le diagnosticaron los médicos.
Segunda cuestión: si luego de discutir Duré cargó el arma en el comedor, ¿cómo la mujer no escuchó nada? ¿Cómo no advirtió, en el silencio de la madrugada, el "ruido típico" de la corredera? \El abuso policial habría llegado más lejos. Duré también denunció que, cuando lo golpeaban, la remera blanca y azul que llevaba puesta se manchó con sangre. Para ocultar la agresión los policías le pusieron otra. Su remera, con la cual lo vieron ese día sus compañeros de trabajo, nunca apareció. ¿Cómo se explican los restos de pólvora que se hallaron en una camisa que al parecer no era suya? Los policías bien podrían haber limpiado el arma con esa prenda y adjudicársela al hombre.
Otro dato que incriminaba a Duré era la hora del crimen. El deceso, según las autopsias, fue a las 4.30. Sin embargo, los estudios de los médicos policiales no fundamentan en qué se basaron para establecer esa hora. No consignaban si los cadáveres fueron movidos, si tenían rigidez o las marcas que permiten deducir la hora de la muerte. De todos modos, ese día Duré marcó tarjeta en su trabajo a las 4.45.
Así, para los jueces, que Duré haya matado a su mujer y la hija por celos no es más que una conjetura. Sobre todo porque algunos testigos destacaron la buena relación que tenía el hombre con la nena, a quien ésta llamaba "papá". No tiene antecedentes y no es un hombre violento.
¿Quién asesinó, entonces, a María del Carmen y a Ailén? Pudo haber sido el mismo Duré, aunque las pruebas no lo acreditan. O alguien que entró a la casa cuando éste salía a trabajar, como el policía Franchi, que fue mencionado por los jueces como uno de los sospechosos. Un día antes del crimen, el ex marido de María del Carmen había peleado con ella por la tenencia de la nena.