Año CXXXIV
 Nº 49.049
Rosario,
miércoles  07 de
marzo de 2001
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Villa Ocampo
Condenados a reclusión perpetua por el feroz asesinato de una joven
Cuatro hombres fueron sentenciados por el crimen de Carmen Mabel Encina, del que hoy se cumplen tres años

Ariel Etcheverry

Cuatro hombres fueron condenados a reclusión perpetua al ser considerados por la Justicia como los autores materiales de uno de los crímenes más atroces ocurrido en los últimos años en Santa Fe. Se trata del homicidio de Carmen Mabel Encina, una chica de 19 años que fue descuartizada hace hoy exactamente tres años y cuyo cuerpo apareció diseminado en un arroyo cercano a la localidad de Villa Ocampo, en el norte provincial. La resolución conocida ayer dispuso también la detención inmediata de dos mujeres sospechadas de ser partícipes necesarias del crimen y por haber incurrido en un presunto falso testimonio.
La sentencia firmada por el conjuez de la ciudad de Vera, Rodolfo García, estableció que los autores del espeluznante episodio fueron Ramón Andrés López, apodado el Negro, los hermanos Héctor Alcides y Daniel Alberto Espíndola, y Angel Armando Cabrera. Los tres primeros estaban en libertad por incumplimiento de una norma legal, pero quedaron detenidos ayer mismo durante un procedimiento en Villa Ocampo encabezado por el magistrado, quien personalmente los notificó de la sentencia.
Fuentes judiciales indicaron que la condena no está firme, ya que la defensa de los imputados podría apelar en los próximos días. "Siempre se declararon inocentes, nunca admitieron su culpabilidad. Por eso suponemos que apelarán la sentencia", opinó Eduardo Cracogna, abogado de la familia Encina.
Ayer fue un día movido en esa localidad cercana al límite con Chaco, porque el juez pidió el arresto de la enfermera Mariela Mónaco y de Graciela Gancedo. Se sospecha que incurrieron en falso testimonio en favor de los imputados y que tuvieron una participación activa en el crimen. Mónaco quedó presa de inmediato, pero la medida no se pudo aplicar a Gancedo porque se encontraba de viaje en Buenos Aires y ayer no pudo ser localizada.
La Justicia estableció que Carmen, una chica de condición muy humilde que vivía con su familia en un sector semirural de Villa Ocampo, murió durante la noche del 6 al 7 de marzo de 1998. Ese viernes había salido a bailar con una de sus hermanas a una pista conocida como "El Gauchito Gil". Las chicas estuvieron juntas durante un par de horas, pero se separaron. Nadie pudo corroborar que Carmen haya estado acompañada durante el baile. Lo cierto es que su hermana llegó esa madrugada sola a su casa, algo que a la familia en principio no le llamó la atención.
La alarma se encendió cuando transcurrió un día entero sin que se tuvieran novedades de la chica. En principio se creyó que Carmen había decidido pasar la noche en la casa de alguna amiga, pero las dudas se transformaron en angustia cuando al lunes siguiente tampoco surgieron novedades de su paradero. Alertada la policía, se inició un operativo rastrillaje. El misterio se develó el 10 de marzo con el macabro hallazgo de una cabeza en cercanías del riachuelo Los Amores.
La madre de Carmen reconoció esa parte del cuerpo y a partir de ese momento el espanto se apoderó de toda la población. Dos días después la policía encontró el tronco, un brazo y una pierna prácticamente en la misma zona donde había aparecido la cabeza. Los investigadores establecieron que los miembros fueron arrojados ex profeso al cauce del arroyo. "Aparentemente los tiraron al agua para que no aparecieran nunca, pero cuando las aguas bajaron los restos quedaron diseminados en una misma zona", recordó el fiscal de la causa, Ricardo Fessia.
El dato que impulsó al caso lo aportó Carmen Cabrera, una muchacha que no tiene nada que ver con Angel Cabrera, uno de los acusados, pero que era vecina de Carmen. La chica declaró que la madrugada del 7 de marzo vio a Encina salir de un taller propiedad de los Espíndola. Según sus dichos, la víctima se tambaleaba al caminar e insultaba a los hermanos. "Van a ver lo que me hicieron", se le llegó a escuchar con claridad. Después observó que en la esquina fue interceptada por los hermanos Espíndola, López y Cabrera. La testigo observó desde cierta distancia, pero con nitidez, que los hombres golpeaban violentamente a la muchacha y que después la subían casi desvanecida a un Peugeot 504 propiedad de los Espíndola.
Carmen Cabrera declaró varios meses después del crimen. A esa altura de los acontecimientos los Espíndola y el Negro López consiguieron la excarcelación por un error judicial: estuvieron más de 8 meses presos sin un auto de procesamiento.
Los cuatro rechazaron todos los cargos en contra. López sólo admitió que en la noche del crimen tuvo una relación sexual consentida con la víctima. Los Espíndola dijeron que se cruzaron con ella en la pista de baile y Cabrera directamente rechazó todo. La madrugada en que descuartizaron a Encina cayó una lluvia torrencial sobre Villa Ocampo. Muchos vieron cómo la mañana siguiente, cuando todavía caía agua, el hermano más chico de los Espíndola lavaba en el taller con bastante ímpetu el 504.
El fiscal Fessia había solicitado en noviembre la condena de prisión perpetua por homicidio calificado agravado por ensañamiento y alevosía. "La autopsia reveló que los cortes habrían sido hechos en vida, con la víctima desmayada. Además se ocuparon de cortarle piezas anatómicas correspondientes al ano y la vagina. Por ejemplo, los labios de la vagina estaban seccionados. Mi teoría es que hicieron eso para encubrir una violación; Carmen se les murió por algo y no supieron qué hacer con el cuerpo", remarcó el fiscal.



Carmen Elcina, descuartizada aún cuando estaba viva.
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