Hunter Adams, más conocido como Patch, es sin duda un médico muy singular. No sólo es un payaso -como él mismo se define- y un embajador de la alegría. Ya lleva más de quince años practicando su idea de que "la sanación de los enfermos debiera ser un intercambio de amor entre seres humanos y no una transacción de negocios".
Tras una pasada un tanto caótica por la escuela de medicina -historia que muchos vieron en el cine, en la película que lleva su nombre- Patch fundó el Gesundheit Institute, donde junto a otras veinte personas ha dado asistencia médica a más de 15 mil pacientes.
Adams ha visitado varios países para hablar sobre "la celebración del amor y de la alegría", como él mismo llama a su filosofía de vida y que aplica con cada uno de sus pacientes. Tan sólo en este último verano del hemisferio Norte anduvo por Alemania, Italia, Canadá, Nueva Zelanda, Japón y Rumania. Por estos días le tocó el turno a Sudamérica, específicamente a Chile.
Signo de alegría
Una de las manifestaciones más intrínsecas de la alegría es la risa. De ahí que este médico prefiera vestirse de payaso antes que de bata blanca al momento de enfrentarse con sus pacientes.
Es que la risa no sólo se siente bien, sino que hace muy bien. Por ejemplo, se sabe que un ataque de risa alivia nuestras tensiones y relaja los músculos. Una sola carcajada reduce la presión sanguínea y estimula la liberación de endorfina (químico cerebral de conocido efecto anestésico) y de adrenalina.
Al reír se hace ejercicio: diafragma, abdomen, tórax y corazón se ponen en acción. Aumenta la frecuencia cardíaca y los pulmones liberan dióxido de carbono. Además, la garganta experimenta espasmos descoordinados que expulsan bocanadas de aire a una velocidad de 110 kilómetros por hora.
La seriedad
"No existe una sola investigación en la historia de la medicina que muestre que estar serios tenga algún beneficio. De hecho, en los últimos treinta años sólo hay evidencia de que la seriedad es muy poco saludable", según Adams.
Agrega que el resultado de una sociedad seria que no valora la alegría ni la diversión da como resultado personas con trastornos del ánimo, afectadas por la violencia doméstica, el suicidio juvenil y el estrés cotidiano. "Pienso que la promoción de un ambiente de seriedad es una manera de mantener a las personas en un nivel más bajo que el de uno. La crítica más fuerte que se hizo a nuestro hospital (Gesundheit) y que hiciera que su construcción tomara tanto tiempo en los Estados Unidos era, precisamente, la idea de que nadie iba a tomar en serio a un doctor-payaso", afirma Adams.
Según este médico, la seriedad daña todos los aspectos de la sociedad. "Si hay alguien que quiera alcanzar el contexto hospitalario, escolar o de negocios, deberá insistir en crear un ambiente feliz y amoroso o, de lo contrario, dar con un estudio que demuestre que estar serios es beneficioso".
Añade que la risa es signo de alegría y que los funcionarios felices trabajan mejor, abusan menos del ausentismo laboral por enfermedades y son más leales a las compañías en donde se desempeñan.
¿Especie en extinción?
"La compasión está en crisis. La revolución que se necesita en este siglo es sobre el cuidado y preocupación de la salud. Se habla de que los cuidados a personas enfermas son una carga que debemos soportar. Pero soy un convencido de que nuestra carga es otra: son las enfermedades mentales y todos los remedios que se consumen al año para aliviar depresiones y ansiedades. Estamos sufriendo un ataque al corazón", asevera Patch con gravedad.
Y las estadísticas parecen estar de su lado: tan sólo el año pasado, en Estados Unidos, se prescribieron 82 millones de recetas de Zanax (droga para combatir la ansiedad) y 46 millones de Prozac (antidepresivo). "Es impresionante que estos fármacos sean indicados para personas bien alimentadas, con viviendas cómodas y con trabajos estables. Esto es un insulto a la poesía", concluye el famoso médico.
Francisca de la Paz