Rodolfo Montes
Daniel Tognetti mira de reojo el televisor que ocupa el rincón de su oficina en el edificio de Cuatro Cabezas, la productora que Mario Pergolini supo construir y responsable de "Punto Doc/2", el único programa en el aire de la actual televisión argentina que hace investigación periodística. Tognetti no quiere perderse detalle de los últimos casos policiales y políticos que conmueven a la Argentina, mientras habla de lo que significa estar en un horario central en la TV abierta, y después de la franja de protección al menor, lo que le amplía el espectro de asuntos investigados. En una charla con Escenario, Tognetti reveló su historia desde aquel "notero inexperto" de CQC a este conductor de piso, con programa propio, junto a Rolando Graña. También habló de qué significa hacer investigación periodística en la Argentina y propuso: "imaginar cómo sería tener hoy a Rodolfo Walsh haciendo este trabajo en TV". El nuevo "Punto Doc/2" cambió de día y horario de emisión; ahora va los jueves a las 22, y se lo puede ver por América. Pero no cambió el formato. La versión 2001 es similar a la del 2000. Tres informes por programa, combinando temas políticos con información general. Así se cumple la demanda de los conductores de estar en la semana, con un horario central, ya que los programas temáticos, de investigación en este caso, no encuentran televidentes afines justamente los domingos a la noche. -Después de hacer periodismo de investigación con informes tan potentes, ¿se siente la necesidad de darle continuidad a algunos temas? -Sabemos que la función como periodistas es poner a consideración de la gente los temas. Pero no somos el Estado para solucionar las cosas. Provocamos un llamado de atención para generar toma de conciencia. -¿"Punto Doc/2" se plantea "aguantar" el espacio o proyectan expandirlo y crecer? -Estamos creciendo, sin dudas. Además, es una característica de todos los programas en televisión, en el segundo año se consolidan, se asientan. -¿Qué previsiones toman cuando abordan un tema que toca intereses poderosos? -Lo primero es no poner en juego la integridad de nadie. Y en cuanto a los anunciantes o grupos ligados a los medios, trabajamos con absoluta libertad. En la Argentina se labura con enorme libertad, aún con el problema que significa la concentración de medios de comunicación en manos de pocos grupos económicos. La gente provoca que no se oculten las cosas y valora mucho esa situación. -¿Cómo se relaciona una propuesta como la de ustedes con el resto de la televisión argentina? -Mi impresión es que en este país se hace televisión de calidad y por eso se exportan muchos programas a otros países del mundo. Así y todo la televisión del verano, está hecha con pocas ideas, es fronteriza con el mal gusto y no estoy haciendo un planteamiento moral. Digo no me parece de mal gusto... -Y "Punto Doc/2", que comunica otras cosas, ¿no corre el riesgo de quedarse afuera de ese universo dominante? -Queremos aclarar que hacemos un programa para que nos vea la mayor cantidad de gente y no pocos y buenos. Pero lo que sabemos hacer es esto, investigación y compromiso, aunque lo intercalemos con temas como las nuevas tendencias sexuales o de consumo. -¿Cómo complementan la búsqueda de calidad y simultáneamente cantidad con "Punto Doc/2"? -Las mediciones de audiencia son siempre una parte importante de este negocio, pero en nuestro caso la calidad del producto no puede negociarse, y ante todo necesitamos quedar satisfechos con que ponemos al aire. Buscamos ser fieles a nosotros mismos. Si sorteáramos un coche por programa la gente no nos creería. -¿Qué es lo más difícil de hacer en "Punto Doc/2" y qué cosas te dan más satisfacción? -Cuando "embocamos" a alguien, en el sentido de mostrar con imágenes algo que todo el mundo sabe que existe pero todavía no pudo ser demostrado, eso nos gratifica muchísimo. Cuando el villano invitado es un poderoso y nosotros logramos contar algo nuevo, nos gratifica. Más aún si el tema tiene resonancia en la opinión pública. En cuanto a las dificultades, las hay y muchas. El inconveniente más habitual es no lograr hacer hablar a ciertos personajes que son importantes para contar una historia completa. -¿Es complicado salir en la televisión de hoy con un programa "serio" en contraste con la gran mayoría de propuestas que apuntan a temas frívolos en clave de humor? -Tratamos de hacer un producto que no sea solemne, pero vamos a los temas que nos interesan y hacemos el programa que sabemos hacer. No sabemos hacer un programa frívolo aunque sí podemos investigar qué tiene un chorizo adentro... Digo, si nos metemos con las vedetes, no vamos a buscar la guerra de las vedetes, vamos a investigar que lugar tuvo y tiene en la cultura nacional ese género, su historia, su peso en el mundo del espectáculo... -Para hacer "Punto Doc/2" ¿tienen en cuenta alguna tradición argentina en periodismo de investigación? Por ejemplo, una figura célebre que asesinó la dictadura militar, como Rodolfo Walsh. -Siempre me pregunté qué hubiese pasado si un periodista como Walsh hubiera tenido los medios tecnológicos que tenemos hoy en la televisión. ¿Te imaginás un tipo con esa rigurosidad de trabajo investigativo, hoy? Todos los que trabajamos aquí hemos leído a Walsh y nos asombramos con su manera de investigar, por ese trabajo de orfebre, de ir reconstruyendo las vidas de las personas (se refiere a "Operación Masacre", el libro donde el escritor y periodista muerto el 24 de marzo de 1977, escribe sobre las víctimas de los fusilamientos de junio de 1956, en los basurales de José León Suárez). -¿Cómo vez la expansión de los reality games en la televisión argentina? -Los veo como un efecto de la televisión globalizada. Algo parecido está ocurriendo en Estados Unidos y también en España. Aquí hay tres canales que tienen planeado poner ese tipo de programas. "El bar" en América, "El gran hermano" en Telefe y la segunda parte de "Expedición Robinson" en el 13. Diría que vivimos el tiempo del fin de la intimidad, de la privacidad. Desde el punto de vista filosófico es interesantísimo analizar por qué las personas exponen sus intimidades por un poco de fama. Es el tiempo en donde cualquier mortal sueña con una posibilidad, muy lejana pero real, de tener sus 15 minutos en televisión. Creo que este va a ser el año de los reality games. Es el sueño de la hija del panadero de transformarse en estrella. -La sociedad corre el riesgo, a futuro, de quedarse sin panaderos... -(Risas) La mayoría de los casos son pompas de jabón. Para permanecer en la televisión se necesita bastante más que voluntad de querer estar. La lista de personas que fueron fugazmente famosas en la televisión es muy larga, en mi caso a la televisión la tomo como un trabajo. -¿Cómo vivís trabajar con Graña, un periodista que viene de una trayectoria distinta? -Yo me sumo a "Punto Doc" en el 2000. Rolando ya lo venía haciendo desde en el 99. Estoy en medio del aprendizaje, haciendo algo distinto como es estar en el piso. Lo mío era hacer notas que salían super editadas y esto es televisión en vivo, es otra cosa. Adelante tengo un pibe de 10 años, tengo al padre y tengo al abuelo de 65 y todos me tienen que entender. -¿A qué apelás cuando buscás producir comunicación ante la cámara? -Pienso que le estoy hablando a una persona concreta, me imagino un living y una persona en una silla mirando, hablo a esa situación imaginaria. En la conducción hay que desarrollar un carisma personal. Entre 20 personas que leen noticias en los noticieros sólo algunas serán confiables, creíbles y lograrán comunicarse con la gente. Eso es desarrollar un carisma y un estilo propio, una marca, ser verosímil. -¿Qué te produce haber pertenecido a un programa que modificó cosas en la televisión como "CQC"? -Orgullo, haber estado ahí fue una bendición desde el punto de vista profesional, fue lo mejor que hice en mi carrera. Y, además, nos divertíamos porque trabajábamos desde el humor. -¿Comunicar desde ese registro humorístico facilita las cosas o es una exigencia mayor? -Yo miraba las noticias pensando desde ese registro. Ahora me pasa que a veces me dan ganas de mandar algo como en "CQC" pero es otra cosa. Mandamos algún chiste y queda bien, pero no es todo humor.
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