Porque sabe admirar y ser admirada. Chavela Vargas tiene insignes amigos contemporáneos como Pedro Almodóvar (que compartió su show en Buenos Aires), Gabriel García Márquez y Joaquín Sabina y otros que fueron parte de la historia cultural de la última mitad del siglo XX. Entre ellos se cuentan el poeta chileno Pablo Neruda, Frida Kahlo y Diego Rivera (con quienes convivió).
Porque supo volver. Grabó su primer disco en 1961, estuvo retirada durante 15 años de los escenarios por adicción al alcohol y regresó en 1990. Sobre los años de bebida y depresión dijo: "Tiene su historia bonita el alcohol. Al principio, eres una figura simpática, ves cosas maravillosas, conoces gente increíble... Luego todo se te vuelve espantoso. Ya cuando tocas fondo y no te bastan 10 copas, sino una botella o dos, entonces empieza el infierno, que lo viví".
Porque vive para y por la libertad. "Mi gran fortuna es mi libertad", suele repetir la cantante, y de ese bien es de lo que más presume. No pertenece a ningún movimiento partidario, aunque nadie que escuche sus tajantes juicios que cuestionan la actual decadencia cultural se atrevería a considerarla "apolítica". Porque defendió su privacidad. Asumió públicamente su homosexualidad y confesó: "Cuando dije que era lesbiana abrí un surco, que ahora otros deben sembrar. Para ser como soy yo hay que ser mucha mujer", sentenció.
Porque vive sin temores. "A la muerte no le temo; más bien me parece el paso más elegante del mundo. Por eso nadie volvió. Sé que estoy llegando al final... Pero no me siento mal por eso. Porque nada quedará de mí sobre la tierra, como decía la poesía náhuatl. Que nadie sepa pa' dónde me fui. Y si me quieren encontrar, que escuchen mis canciones, que esas vivirán eternamente".