Ni la renuncia del ex ministro de Economía de la Nación, José Luis Machinea, ni el inminente comienzo de las clases. El tema que se impuso ayer entre los rosarinos fue sin dudas el calor. El impiadioso calor que ya a las 6.30 despertó con 24,1 grados a más de un mortal y que a las 16 se tildó en los 36,1 grados del termómetro haciendo sentir en el cuerpo nada menos que 43 grados. El que llegó para quedarse, el que prolongará la temporada de los balnearios hasta abril y el que la gente ya no sabe cómo sacarse de encima. El insufrible calor, que según los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) dará una tregua a partir de hoy y hasta el jueves, debido a la presencia de un frente de tormenta en la zona que "probablemente" traiga consigo "lluvias, chaparrones y ráfagas de viento". Como cada vez que Rosario se convierte en un horno, las playas del norte de la ciudad y del Banquito se atestaron de gente. Tan sólo a las 14 eran 3 mil los audaces bañistas (en su mayoría resguardados bajo las sombrillas) presentes en La Florida. A la misma hora, familias enteras tomaban mate a la sombra de los pocos árboles de la rambla Catalunya y en las piletas del parque Alem había 2 mil personas intentando refrescarse. Para los preocupados porque el infierno siga, desde La Florida aclararon que se seguirán abriendo las puertas hasta el 30 de abril, de 9 a 19 (de lunes a viernes) y de 9 a 20 (sábados y domingos), por un valor de 2 pesos per cápita. En las piletas, en cambio, se hará el aguante hasta el 18 de marzo. Hasta ese día se podrá seguir yendo de 9 a 18, todos los días, pagando una entrada de 3 pesos. En el muelle Costa Alta, tanto los viajes en ascensor como las colas para cruzar a la isla en lancha eran ayer incesantes. Desde ese punto de partida y con destino a las playas Chaná, Club del Este, Isla Verde y Bahía Caimán se alineaban chicos y grandes munidos de canastas, termos y mate, heladeritas y hasta grabadores. Desde el muelle también se anticipó que seguirán los viajes prácticamente hasta Semana Santa, de 9 a 20, por 2 pesos. Carmen es la ascensorista que se encarga de transportar al público desde lo alto de la barranca de Costa Alta hasta la zona de los pontones desde donde parten las lanchas. Dice que pierde la cuenta de los viajes que hace diariamente. Y el comentario no parece inverosímil, ya que realiza el primer viaje a las 9 y el último 10 horas más tarde. "Qué Machinea, qué renuncias del gabinete presidencial. El tema que preocupó hoy a la gente fue el calor", aseguró la ascensorista. Con la misma tónica realizaron sus comentarios Sebastián, Gustavo, Eduardo y Luis, todos amigos del barrio, a punto de embarcarse hacia Isla Verde. Y como un eco sonó la misma respuesta por parte de Guillermo Sactiva, que junto a sus hijos Guillermo y Walter trataba de encontrar consuelo bajo la sombra y con una botella de naranja. En la rambla también fue "el calor" el tema más preocupante, tanto para la familia Quinteros como para tres amigos: Jorge, Noemí y Mirta. El único que se expresó como excepción fue Sergio Goutiere. "El calor es preocupante pero lo que está pasando en el gobierno debe preocuparnos más", llamó a la reflexión. En La Fluvial, el panorama no fue distinto. Los que cruzaron a las playas del Banquito (Vladimir, Costa Esperanza y Oasis) sumaban mil a las 14.30 de ayer, cuando aún quedaba mucha tarde por padecer. Desde la estación también subrayaron que seguirán los cruces, de 9 a 18, hasta fines de marzo, por 3 y 3.50 pesos. Así las cosas, si hoy el calor da la tregua esperada, los chicos podrán comenzar las clases sin sufrimiento extra, a pesar de los bochornosos uniformes con corbatas, medias tres cuartos o delantales con mangas largas. Pero si el alivio es breve, se podrá seguir contando con el río y las piletas como remedio, con los aires acondicionados o con los modestos beneficios de ventiladores, pelopinchos y mangueras.
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