La defensa de Carlos Javier Cano, el único imputado hasta ahora por los crímenes de tres pescadores en Reconquista, denunció que un oficial de policía de esa ciudad "le dictó" al muchacho parte de la primera declaración indagatoria y que lo obligaron a mentir con relación a la posesión de un reloj que pertenecía a una de las víctimas y que fue hallado en su poder. El abogado Ricardo Degumoy, patrocinante del joven, solicitará mañana la realización de una rueda de reconocimiento para que su cliente pueda identificar al agente que lo presionó.
Cano, un humilde cazador de 20 años que vive en el puerto, está acusado de ser uno de los autores de la masacre de Biguazal, ocurrida el 2 de enero en una zona isleña cercana al puerto de Reconquista y la cual fueron asesinados tres pescadores. Las víctimas (Francisco Meza, de 66 años; su hijo Rafael, de 29, y Matías Bustamante, de 18, vecino de ambos) aparecieron ultimadas a machetazos y balazos.
Según fuentes judiciales y policiales, Carlos Cano está implicado en el hecho porque se halló en su poder un reloj que pertenecía a Rafael Meza. Además, un examen balístico determinó que un cartucho de escopeta calibre 16 encontrado en el lugar del hecho habría sido disparado por un arma que Cano utilizaba para cazar.
Puntos oscuros
La aparición del reloj de Meza es ahora el primer punto oscuro de la investigación. La denuncia que se formalizará mañana tiene que ver con la explicación que brindó Cano cuando fue interrogado por los investigadores. De acuerdo a allegados a la causa, el muchacho manifestó haber adquirido ese aparato en junio pasado durante la Fiesta Nacional del Surubí.
Pero ayer se supo que esa versión habría sido elaborada por un oficial de la policía, que hasta el momento no pudo ser identificado. "Mi cliente aduce que su primera declaración se la dictó un policía. Por tal motivo vamos a pedirle al juez una rueda de reconocimiento", señaló el abogado Ricardo Degumoy.
Con relación al reloj de Meza, el profesional remarcó: "Cano dijo que encontró el reloj en la terminal de ómnibus de Reconquista. Sin embargo, un oficial le pidió que declarara que lo había adquirido en ocasión de la Fiesta del Surubí. Si esto fue verdad, estamos ante un hecho gravísimo por parte de la policía que enloda toda la investigación de la Justicia", consideró el abogado.
Para los investigadores del triple crimen, la coartada de Cano de afirmar que adquirió el reloj en junio se cayó y quedó sumamente comprometido, al conocerse declaraciones de testigos que lo habrían visto usando esa pieza a mediados de enero, es decir a pocos días de la masacre, cuando nunca antes había lucido en un aparato así en su muñeca.
"Decí que lo compraste en la Fiesta del Surubí, y listo", le habrían ordenado a Cano que declarara, según contó su abogado. De acuerdo a esa versión, durante los primeros días de su detención el imputado estuvo alojado en la comisaría de Avellaneda. Durante ese tiempo recibió en tres oportunidades la visita de un "oficial rubio que pasaba a verlo en las noches para recordarle que no cambiara su declaración", se indicó.
El abogado defensor también contó que su cliente durante el tiempo que estuvo alojado en Avellaneda, antes de ser trasladado a Reconquista, formalizó una queja porque estuvo dos días sin ingerir alimentos.
"La confirmación de esos episodios nos preocupa, porque no es la forma en que se tiene que investigar. El juez de la causa siempre se mostró receptivo y abierto a nuestros planteos y todo esto enloda lo investigado hasta el momento", afirmó Degumoy al ser consultado por este diario.