Los Solares de Portugal son un legado de las más antiguas familias portuguesas y simbolizan su historia y su cultura. Alojarse en una casona, en una quinta o en una casa de campo es vivir una experiencia única y conectarse con un pasado que perdura tanto en las tradiciones como en las cosas simples de la vida. Pero el huésped que se inclina por este tipo de alojamiento encuentra entre los muros milenarios todo el confort de los tiempos modernos; desde extendidos campos de golf hasta jacuzzis y ambientes climatizados, además de expertos guías de caza y pesca. Las casonas de esta red se distinguen por su arquitectura señorial, la mayoría de los siglos XVII y XVIII, y el mobiliario incluye con frecuencia obras de arte de diferentes períodos históricos. Ya sea que el visitante se aloje en la casona, o en departamentos aledaños, siempre encontrará confort y buen gusto. Las quintas y las casas de campo son propiedades agrícolas que conservan su fisonomía rural, en especial en la casa principal, de diseño rústico y mobiliario confortable pero práctico. Alojarse en cualquiera de los Solares significa recibir la cálida hospitalidad de ilustres familias portuguesas. Y también conocer las costumbres milenarias que los dueños de casa comparten con sus huéspedes. Y para las visitas significa alojarse en albergues garantizados por la Asociación de Turismo de Habitación, una organización portuguesa que desde 1983 certifica la idoneidad de esta oferta. Las tarifas de los Solares de Portugal incluyen sólo el alojamiento, pero en la mayoría de ellos sirven comidas si se las pide con cierta anticipación a los dueños de casa. Los departamentos aledaños tienen la ventaja de tener una pequeña cocina. En todos los solares la estada mínima es de dos noches, y las reservas se pueden realizar en forma directa o a través de agencias de viajes. Si el viajero visita la bellísima región de Algarve, tiene que saber que allí está, catalogada como "casa rústica", la Quinta da Palmeirinha, una casona restaurada del siglo XVI, frente al río Alvor y cerca de la playa de Lagos y la sierra de Monchique. En Lisboa se levanta la Casa do Castelo, una construcción del siglo XVII que está en medio de campos fértiles y playas de arena. Sus anchas paredes parecen las murallas de un castillo morisco. También en Lisboa se abre la Casa D'Obidos, construida en el siglo XIX por el ingeniero Garrelon, quien vivió en ella mientras supervisaba la construcción del ferrocarril local, y la Casa do Foral, en Rio Maior, importante centro de extracción de sal. En cambio, la Quinta do Albergue do Bonjardim, en Sertá, región central portuguesa, es una típica quinta rodeada de viñedos, donde aún se elaboran vinos a la usanza antigua. También hay solares cerca de Porto, como la Quinta da Granja, que comenzó a construirse en el siglo XVIII, y tiene una capilla de estilo barroco y jardines con azaleas y camelias milenarias. En la misma región, junto a la aldea de Santo Tirso, se levanta la Quinta da Picaria, una perfecta casa de campo del siglo XVIII. Construida con granito y grandes travesaños de madera, tiene el ambiente ideal para realizar ferias campestres, En Argentina, mayor información se brinda a través del teléfono (011) 43281501; e-mail: [email protected], como también en todas las agencias de viajes de nuestra ciudad.
| La Casa D'Obidos construida en Lisboa en el siglo XIX. | | Ampliar Foto | | |
|
|