Aunque casi la mitad de los rosarinos recurrió alguna vez a las artes de un curandero y más de la tercera parte de la población probó suerte con un adivino, la mayoría no parece dispuesta a volver a intentarlo: el 67 por ciento de quienes depositaron su fe en la magia salió desencantado y definió los resultados de su experiencia como "nulos" o "totalmente negativos". Según una encuesta encargada por La Capital, entre las situaciones que en su momento los llevaron a confiar en estas prácticas figura, en primer término, la falta de trabajo, seguida de la enfermedad y, recién en tercer puesto, los problemas de amor. Pese a la decepción que expresan tras haber confiado alguna vez en los poderes de terceros, los ritos más personales, como las cábalas, salen defendidos y seis de cada diez rosarinos confiesan tener una.
¿Quién no se hizo curar el empacho alguna vez? El clásico diagnóstico del codo y de la cinta convive en las tradiciones populares con la cura del mal de ojo, la culebrilla o la pata de cabra. Para enfrentar esos males, cuya definición suele exceder el lenguaje médico, el 48,7 por ciento de los rosarinos acudió alguna vez al curandero.
Pases, soplos, rezos, té de yuyos, velas y agua bendita son remedios habituales en esos casos, aunque no faltan soluciones más extravagantes, como el uso de tinta china sobre el cuerpo y plumas de gallina.
El auge de "especialistas"
Pero al margen de estas curanderas (o curadoras) de barrio tradicionales, frecuentemente sólo comedidas, hace ya varios años comenzaron a proliferar en la ciudad otros especialistas.
Parapsicólogos, médiums, videntes, tarotistas, astrólogos, espirituales, quirománticos, oníricos y hasta psicotrónicos son algunas de las especialidades que se ofrecen en los avisos clasificados de los diarios.
Con ellos ya se habla de tarifas, de horarios de atención y hasta de "garantías". Una de las promociones, por ejemplo, es que "se abona por los resultados".
Los servicios ofrecidos son diversos: "apertura de caminos", "destrabes", "corte de daños" y "ataduras", fin de "salamientos" y "brujerías", entre otros, con la frecuente yapa de una interpretación conspirativa: "Mostramos la cara del causante de sus problemas" o del "enemigo oculto".
Las promociones alcanzan para convencer a más de un tercio de rosarinos: el 35,5 por ciento de los encuestados confesó haber apelado a alguno de estos servicios.
La técnica de adivinación más popular sigue siendo la tirada de cartas, tanto españolas como de tarot, que captó al 41,1 por ciento de quienes recurrieron a los poderes ajenos para vislumbrar su futuro.
En segundo lugar aparece la quiromancia o lectura de las líneas de las manos, que sedujo al 28,4 por ciento, y la adivinación según los rastros que la borra deja en una taza de café ocupa el tercer puesto.
Oferta y demanda
La oferta de servicios que los adivinos y espirituales hacen en los clasificados viene encabezada por rigurosas promesas de solución a las crisis amorosas. "Regresamos a su pareja en horas", "retornos inmediatos", "regresos fulminantes", son algunas garantías que parecen destinadas especialmente a mujeres desesperadas por la pérdida de un amor.
Sin embargo, al ser consultados los clientes no ubican a los pesares sentimentales como el móvil más importante para la consulta. Más del 30 por ciento admite haber recurrido a las soluciones mágicas para enfrentar un problema del más acá: la falta de trabajo, y el 21,5 una situación de enfermedad. Los conflictos amorosos llegan recién en el tercer puesto, con un 17,3 por ciento de consultas, y los desacuerdos familiares se llevan el 12,6. Cerrando el ránking, menos del 10 por ciento de los encuestados acepta haber recurrido a las artes de los videntes por simple curiosidad.
Expectativa y frustración
Pese a la fuerte expectativa que implica ir a buscar una solución mágica a los problemas que depara la vida, la mayoría de los rosarinos admite haber sufrido frustración tras su experiencia.
Casi siete de cada diez personas que apelaron a las alternativas mágicas admiten que su búsqueda terminó en el desencanto: el 24 por ciento cree que los resultados del intento fueron nulos, pero otro 43 por ciento va más allá y califica a las consecuencias como negativas y muy negativas, lo que implica una descalificación mucho mayor. Muy satisfechos dicen haber salido de la consulta sólo un 10,7 por ciento de creyentes y satisfechos, el 15,5.
Ritos personales
Más allá de la fe que se deposita en la eficacia o los poderes de terceros, los rosarinos admiten tener sus propios rituales privados. A la descomprometida lectura del horóscopo diario, que reconoce practicar casi el 60 por ciento de la población, se suman los rituales personales.
Entre ellos, la práctica regular de ciertas cábalas ante situaciones especiales recluta también a seis de cada diez rosarinos y casi el 30 por ciento admite atesorar objetos-fetiche que les den suerte.