El sol pegaba fuerte y la sensación térmica era de 45 grados, a las 16 de ayer, cuando en el Batallón de Comunicaciones 121 del Ejército permanecía la mitad de los 360 evacuados que lo fueron poblando hasta última hora del viernes. El retorno de la gente a los hogares siguió su marcha hasta entrada la noche, a medida que se fue comprobando que el agua se había retirado de las casas. Es así que ayer se presumía que los únicos evacuados que quedarían hoy serían entre 100 y 150 pobladores del barrio municipal de Nuevo Alberdi.
"La zona de Nuevo Alberdi sigue inundada, producto del agua proveniente de Ibarlucea, Pérez, Funes y de algunos canales", explicó a La Capital Marcos Escajadillo, director de Defensa Civil. "Se está viendo que todavía llega agua a toda esa zona; esperemos que tenga un buen drenaje para que no se complique la situación".
El funcionario dijo que, tras una amplia recorrida, se comprobó que el cuadro se fue tornando favorable para villa Banana y para los manzanas cercanas a los cruces de Juan B. Justo y el arroyo Ludueña y de Ibarlucea y Olivé. "En todos esos lugares prácticamente no hay más agua dentro de las casas y la gente está volviendo".
Escajadillo dijo que "los evacuados comieron y durmieron bien" en la noche del viernes y que en general no sufrieron complicaciones de salud, salvo el caso de un niño que fue derivado al Hospital Vilela para un control.
Sigue el padecimiento
Los evacuados poblaron dos pabellones del batallón. Junto a ellos ayer estuvieron asistentes de Promoción Social de la Municipalidad, médicos del Sies, scouts y operarios de la Central de Emergencias. También profesores de la Dirección de Deportes, que dieron clases de gimnasia por la mañana: algunos chicos se divirtieron.
Marta Andrade, 36 años, acomodaba los bolsos para volver con sus hijos a su hogar y gotas de sudor le caían de la frente. Los 45 grados de sensación térmica se hacían sentir. "¿No decían que iba a llover hasta el lunes?", preguntó, refiriéndose a los pronósticos del viernes que aseguraban lluvias para todo el fin de semana, con alerta meteorológico incluido.
"Ayer la lluvia y hoy este calor que no se banca; el tiempo está loco", concluyó Marta, sin escuchar explicaciones. No sabía más qué hacer para callar los llantos del más pequeño -Pablo, de año y medio- que estaba a su lado. "El calor lo tiene mal, criaturita de Dios".