El consumo en el transporte urbano de pasajeros en Rosario viene cayendo sin pausa. En los últimos cinco años la cantidad de boletos vendidos disminuyó casi un 40%, lo que significa una baja de 79 millones de pasajes. La debilitada situación económica de los usuarios sumada a la prestación de un servicio deficitario en cuanto a calidad y frecuencia aparecen como las principales causas de la deserción de los pasajeros.
Sin embargo, empresarios y especialistas consultados por La Capital anotaron una multiplicidad de razones a la hora de explicar por qué la gente viaja cada vez menos en colectivo. Entre ellas aparecen: la descentralización municipal que alejó a la gente de la zona céntrica, el incremento del parque automotor, la venta financiada de bicis y motocicletas y hasta el "boom" de la "vida sana" que impulsó a la gente a caminar más.
El responsable del Instituto de Transporte de la UNR, José Adjiman, destacó que el nivel de circulación de pasajeros en Rosario no se modificó sustancialmente en el período citado, por lo tanto, para explicar este fenómeno hay que hablar de "sustitución" de un medio por otro, indicó.
En este sentido, Adjiman puso de relieve el incremento en la venta de motonetas de baja cilindrada "que tienen un precio bastante accesible" y cuya salida se benefició gracias a los mecanismos de financiación disponibles en los últimos años. "Este tipo de vehículos, como sucede con las bicicletas, son adquiridos básicamente por el mismo público que consume transporte urbano", relató. También apuntó el aumento del parque automotor como otra de las causales que influyeron en la merma de pasajes de colectivos.
Paralelamente, según el especialista, se dieron otras circunstancias que favorecieron a la reducción del consumo, aunque con un menor impacto: la descentralización municipal -que permite que la gente reduzca sus visitas a la zona céntrica para realizar trámites- y la crisis económica "que influye sobre todo en aquellos viajes que se hacían para pasear por la ciudad o ir al centro". Cabe destacar que el 47% de los viajes que se efectúan en Rosario se realizan hacia y dentro del área central.
Para el Instituto de Transporte la calidad del servicio no fue determinante en la disminución de los viajes en colectivo ya que se trata de un "público cautivo", según explicó Adjiman. De todos modos, una encuesta realizada a fines del año pasado por el propio instituto reveló que entre los motivos que impactaron en la gente que dejó de utilizar el colectivo como modo de transporte habitual se encuentran el tiempo de espera (26%) y el tiempo de viaje (11%), dos de los factores clave que inciden en la calidad del servicio.
El especialista puso sobre la mesa también la proliferación del denominado "transporte irregular" (léase remises truchos) como otra de las causas, ya que gracias a su costo reducido "puede estar pesando en la baja". De todos modos, aclaró que "su incidencia no es significativa".
El relevamiento hecho por el instituto arrojó entre sus resultados que la situación económica es también una de las causantes de la baja en el consumo. El 11% de los encuestados la anotó como la razón por la que dejaron de subirse a un ómnibus.
No faltan los que le apuntan como otro de los causantes del fenómeno al "boom" de la vida sana que en los útlimos años propició el incremento de caminantes en las calles de Rosario. Esto, aseguran, repercutió especialmente en los viajeros que usan micros "fuera de las horas de trabajo".
La visión empresaria
Nelso Manenti, titular de Cetup, le dio una importancia mucho más relevante a las dificultades económicas de la población a la hora de determinar la responsabilidad de la significativa reducción en el corte de boletos.
El empresario no niega la influencia que tiene en la gente que toma normalmente ómnibus, la calidad del servicio que brinda el sector en la ciudad: "Creo que tienen peso en la decisión de tomar o no un ómnibus la comodidad, la limpieza, el trato del colectivero", reflexiona.
Al respecto Manenti espera que el nuevo sistema de transporte que se pondrá en marcha en la ciudad "atraiga a la gente" aunque admite que esa es "una gran incógnita". El empresario no pierde la oportunidad de recalcar que "la culpa" de la deficiencia en la prestación del servicio obedece "a que hemos padecido la tarifa más baja del país" y agrega: "Eso obliga a reducir frecuencias, por ejemplo".
El nuevo sistema, dijo, está pensado para que el tiempo de espera sea mucho más reducido que el actual e incluso, explicó, "se pensó en unidades más grandes, como el colectivo articulado para horas pico, y unidades más chicas para los horarios de menor actividad".
Una mirada "temporal"
Respecto a las causas que están jugando en la raíz de la demanda de boletos en Rosario "es conveniente hacer un análisis temporal", señaló Roberto Fatal Jaeff, integrante de una consultora que participó en el desarrollo de los pliegos de licitación para el nuevo sistema de transporte y miembro de la Fundación Contemporánea.
En este sentido, Fatal Jaeff puntualizó una serie de cuestiones a tener en cuenta para hacer una evaluación ajustada de la situación del transporte de pasajeros rosarino: "La explicación es más razonable en cuanto sea multicausal", dijo y agregó que desde 1996 es "día a día más notorio que la baja es básicamente endógena del sistema".
Para el economista, la calidad de las unidades, el tiempo de viaje y espera, la inestabilidad empresaria y una serie de "desvíos" en las regulaciones, abrieron una brecha importante entre el público y el servicio que "sólo puede cerrarse" con el cambio hacia un nuevo sistema.
Fattal Jaef manifiesta que una mejor prestación y el sistema de boleto único combinado con tarjeta magnética que está previsto implementarse "pueden revertir la preferencia de la demanda, sin dejar de considerar que hay nuevos hábitos para desplazarse que no tienen retorno".