Durante gran parte de 2000 circuló por despachos oficiales y empresarios una pequeña hojita que provocaba los desvelos de funcionarios y empresarios de cinco países. Estaba titulada "Matriz de evaluación para la instalación de un centro de software en Latinoamérica", y acompañaba al título el logo de Motorola. La hoja era un cuadro donde se calificaban a nueve ciudades latinoamericanas acerca de ocho variables. Córdoba competía (y terminaría ganando) frente a Buenos Aires y otras siete ciudades de Brasil, México y Costa Rica. Las variables eran: infraestructura de negocios, infraestructura del país, talento, costos, investigación y desarrollo (I+D) local, intereses económicos y propulsores del mercado.
Dicen que Córdoba sacó puntaje ideal en tres items: talento, costos y acuerdos con el gobierno. En el item acuerdos con el gobierno superó por lejos a Buenos Aires y estuvo también por encima del resto de las ciudades. Casualidad o no, la semana pasada directivos de Microsoft que estuvieron en Rosario dijeron que el 70% de una reciente decisión de apertura de un "branch" en Córdoba obedecía a los contratos informáticos de los gobiernos provincial y municipal. En el item I+D local, por el contrario, sacó un muy mal puntaje, al igual que en intereses económicos. A Buenos Aires le ganó por un pelito.
Al ritmo del cuartetazo
El proceso, como lo muestra lo complejo del mecanismo de selección, fue muy diferente de lo (poco) que mostraba la prensa de Buenos Aires. En estas competencias no resulta fácil instalarse como competidor primero y ganar después.
Ahora que se reproducen las críticas al estilo "show mediático" de los cordobeses es oportuno reflexionar: algo de bueno deben hacer los cordobeses. En este tema hay mucho que aprender de los costarricenses (que se llevaron a Intel), irlandeses e israelíes (que se llevaron a todas). Ese algo se llama estrategia de atracción de inversiones. ¿Cómo se seduce a una multinacional tecnológica?
Parte de esa estrategia pasa por el mostrarse, por el "road show", por el "agite" cordobés. Pero no todo es show. En suma, hay tres elementos centrales en esa estrategia:
* Decidir qué tipo de desarrollo tecnológico se busca y a partir de ahí seleccionar que tipo de empresas se buscan. ¿Queremos megacorporaciones que produzcan software o empresas de biotecnología? ¿Queremos "enclaves productivos", sin relación con el resto de la economía local, o queremos "socios" o clientes de nuestros empresarios locales, que desarrollen estrechas vinculaciones con la economía local y potencien a sus empresas?
* Seleccionar a las empresas que, dentro de esa primera lista de interés, planean inversiones en América Latina. En necesario saber si en esos planes Argentina figura entre las prioridades o no. Saber si es necesario instalarnos como país-competidor.
* Presentarnos a la empresa, no con buenas intenciones, promesas de "resuelvo todos los problemas" o cosas por el estilo, sino con una propuesta coherente y meticulosamente preparada.
Esa propuesta debe incluir en un lugar prioritario el subsidio a la capacitación de los recursos humanos. Porque es un atractivo para la empresa y porque es conveniente para la región, el país e inclusive las demás empresas.
La inversión en capital humano derrama beneficios hacia el resto de las empresas. Y el subsidio a la capacitación de personal es precisamente lo que buscan hoy las empresas de tecnología que buscan destinos para sus inversiones. Motorola comenzó pidiendo eso.
Ya que la primera pelea que hay que plantearse como país y con respecto a otros países, debemos ir pensando y definiendo cómo aunamos esfuerzos con otras provincias y ciudades. Después definiremos localizaciones al interior del país. Y precisamente en el interior del país tenemos un potencial gran aliado. Es necesario darnos una política para integrar a Córdoba en un proyecto común. ¿Porqué no un "corredor tecnológico" Rosario-Córdoba? En la provincia mediterránea ya hay "quienes están pensando en esto.
Mientras tanto, en Buenos Aires ya se escuchan las primeras críticas al "modelo cordobés". Algunas de esas críticas apuntan a que hay una excesiva exposición de iniciativas que están en una etapa temprana de desarrollo, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, los "montajes" y el marketing no son enteramente errados y además contribuyen a nuestros intereses. Córdoba ayuda a forzar la discusión. A que el gobierno nacional le preste atención al tema tecnológico. A que los empresarios se interesen. Cuanto más se agite el tema del desarrollo tecnológico, cuanta más relevancia en los medios, cuanto más revuelo y debate se genere, mejor. Agite, Mona, agite.
*Economista del IDIED Universidad Austral