Año CXXXIV
 Nº 49.039
Rosario,
domingo  25 de
febrero de 2001
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La incertidumbre regresó a los mercados
La embestida contra Pou ahuyenta a los inversores extranjeros. Los bonos bajan y los rendimientos se disparan

Salvador Di Stefano

El 6 de octubre de 2001 renunciaba el vicepresidente de los argentinos, Carlos Alvarez, y se desataba una crisis política en el país que hizo que el gobierno no pudiera acceder a los mercados internacionales de crédito, llevando el riesgo país a niveles del 10% anual. El riesgo país se mide como la diferencia porcentual entre el rendimiento de un bono local, y el rendimiento de un bono de Estados Unidos, siendo ambos de similar estructura. Esta crisis terminó cuando Argentina recibió el blindaje financiero que le posibilita afrontar sus compromisos internacionales del 2001 sin mayores inconvenientes.
Pero en la primera quincena de febrero reaparece un nuevo escándalo en la política nacional. Esta vez no es la renuncia de ningún funcionario sino el inicio de una investigación en el Congreso que podría terminar con la carrera de Pedro Pou en la presidencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Esta denuncia del Congreso nacional sobre una institución independiente como el BCRA lleva a los inversores extranjeros una alta dosis de inseguridad, que rápidamente se reflejó en las cotizaciones de acciones y bonos.
Desde el exterior hay recomendaciones de venta sobre títulos públicos argentinos dado que nadie sabe bien cuándo se resolverá esta crisis institucional entre el Congreso y el BCRA.
Por otra parte, la mayoría de los analistas políticos han vuelto a hablar de una falta de liderazgo por parte del presidente Fernando de la Rúa, que no resuelve los problemas políticos y económicos en tiempo y forma, y deja que los mismos se perpetúen en el tiempo.

El negocio de los bonos
Con estos problemas políticos en ciernes y sin miras de una reactivación económica de cara a marzo, la mayoría de los operadores son pesimistas sobre el futuro del mercado.
Así, el clima que se respira es muy similar al del 6 de octubre del año pasado. Los títulos públicos comenzaron a descender y sus rendimientos vuelven a ubicarse en niveles estrafalarios para una economía que se precie de ser seria.
Por ejemplo, el Bonte 2002, cuyo vencimiento opera dentro de 14 meses, ya muestra un rendimiento del 11,0% anual que es muy elevado. Pero para quien quisiera apostar a un plazo más extenso, como por ejemplo, comprar un título como el Bonte 2005 cuyo vencimiento opera en mayo deese año 2005 (dentro de 4 años y 2 meses), la rentabilidad anual sería del 13,0%.
Para poner más en claro el significado de estos porcentajes vale el siguiente ejemplo: quien tuviera 300 mil dólares colocado en un título como el Bonte 2005, que paga renta semestral en los meses de mayo y noviembre, obtendría un ingreso que sería equivalente a un monto de 3.000 dólares por mes, más un aguinaldo 3.000 dólares una vez al año; por el plazo de cuatro años.
Es cierto que para muchos 300 mil dólares luce como una cifra elevada, pero debería tenerse presente que para cualquier emprendimiento medio que se desee realizar en la actividad privada es necesario una cifra de esta magnitud, como mínimo.
Es por ello que aquellos que desean ingresar a una actividad productiva deberán tener en cuenta el costo de oportunidad de este título. Si invirtiendo este dinero en la producción, proyectan ganar un porcentaje superior al 13% anual libre de impuesto queda claro que les conviene producir y no especular. En cambio, si la probable ganancia es inferior al 13% libre de impuesto es conveniente especular y no producir.
La pregunta obligada sería la siguiente: ¿Qué actividad productiva muestra un rendimiento superior al 13% libre de impuestos? La primera respuesta es muy pocas, por ahora. Por lo tanto, a prima facie, parecería que en la Argentina de hoy es mucho más rentable especular con bonos que producir.
Esto es lo mismo que decir, en la actual coyuntura, que es mejor especular en bonos y no en acciones ya que estas últimas difícilmente puedan sustentar el mismo nivel de rentabilidad que tiene los títulos públicos.
En este escenario, resulta muy difícil que el índice Merval pueda mostrar una fuerte recuperación en el mediano plazo. Luego de alcanzar un máximo en los 540 puntos, en la actualidad se ubica muy cerca de un importante soporte en los 450 puntos.
A la hora de hacer proyecciones, resulta probable que el mercado recupere posiciones en las próximas ruedas, pero la suba no será sustentable por la falta de liquidez en el mercado y de noticias que impulsen una ola compradora. Por lo tanto la sugerencia es abstenerse de realizar operaciones en acciones. No obstante, si el Merval se pone por debajo de los 450 puntos, las acciones se colocan a precios muy atractivos. La zona de los 400-420 puntos de índice Merval aparece como un soporte muy a tener en cuenta en el corto plazo, pero para llegar a esta meta deberíamos observar una caída adicional del 10% en el panel líder, y del 5% en los bonos domésticos, algo que luce muy probable, dado las pocas señales claras que se emiten desde los máximos niveles del gobierno nacional.
Ah! Si alguien esperaba que esta crónica hablara de la crisis de Turquía, mil perdones. Es que preocupa más lo que sucede internamente, y la imagen que se da en el exterior con las autodenuncias de ser lavadores de dinero.


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