Editorial

Inversiones industriales

El anuncio de nuevas inversiones en el cordón industrial de Rosario retempla el ánimo y permite vislumbrar con menor inquietud y mayor confianza el futuro de la región, castigada por la crisis generalizada que envuelve a la economía argentina. No es para menos, ya que el parque fabril que, sobre la costa del Paraná, se extiende desde Villa Constitución hasta Puerto General San Martín ha sido uno de los puntos más críticos donde se hizo sentir la difícil etapa que atraviesa la actividad manufacturera en general. Hace años que, con intermitencias, cuando se habla de la región se lo hace para dar cuenta del cierre de algún establecimiento, con su lamentable secuela de desocupación y pérdidas para la actividad comercial sostenida a su sombra.
Aún cuando todavía faltan finiquitar algunos detalles, dos son las firmas que han anunciado nuevas inversiones en el cordón. Se trata de la cerealera Pecom Agra, que tiene previsto ampliar y mejorar su desempeño en la producción aceitera con un desembolso total de 30 millones de pesos, y Celulosa Argentina que, con el mismo objetivo en lo suyo, dispondrá de otros 40 millones de pesos.
La primera empresa destinará 17 millones del monto anunciado para la construcción de un puerto en la ciudad de San Lorenzo, emprendimiento para el cual adquirió el terreno hace años y cuenta con el visto bueno de la Dirección de Puertos y Vías Navegables de la Nación. Los otros 13 millones los previó para la ampliación de su producción y planta de almacenaje, y para la erección de una playa de estacionamiento para camiones en Ricardone.
Por su parte, Celulosa, que hoy pertenece mayoritariamente a la firma uruguaya Fanapel, destinará los 40 millones anunciados a aumentar su producción en la planta de Capitán Bermúdez. Producción que sus directivas estiman que crecerá en un 50 por ciento. Este monto forma parte de un plan de inversiones total del orden de los 1.200 millones, comprometido ante las autoridades económicas argentinas en un plazo de tres años.
Es notable y estimulante observar cómo una empresa como Celulosa, que supo tener algunos problemas en un pasado no demasiado lejano, ha recuperado su capacidad de desarrollo. También lo es que Pecom Agra continúe creciendo sin pausas, fundamentalmente, en cuanto a su sólida inserción en el vasto y competitivo mercado mundial de la producción aceitera.
Ojalá que estos dos ejemplos cundan y que, a plazo breve, esta columna deba volver a ocuparse de una noticia de igual tenor. Una noticia que a todos interesa porque a todos beneficia que acontezcan hechos tan promisorios.