Año CXXXIV
 Nº 49.039
Rosario,
domingo  25 de
febrero de 2001
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Gales: Las leyendas de Cymru
Recorrido por un país bañado por el mar y la historia. Cada montaña, arroyo, granja y camino lo hacen sorprendente y lleno de contrastes

Roger Thomas

Una vez que uno la descubre, es difícil luego partir. Y, cuando sucede, nace el deseo de volver. Viajando rumbo al oeste a través de Gran Bretaña, pronto se llega a Gales o, para usar su nombre antiguo, Cymru. De inmediato se percibe que es un lugar distinto. Los carteles aparecen tanto en inglés como en galés, una de las lenguas más antiguas que aún sobreviven en Europa. Las laderas se exhiben coronadas con castillos medievales, símbolos de una tierra plena de historia y legados de su pasado.
Pero lo que más seduce es el paisaje: Gales esta la de verde, sus montañas recortan las costas occidentales de Gran Bretaña y el mar la baña en tres de sus puntos cardinales.
R.S. Thomas, el poeta más prominente del país, escribió: "Cada montaña y arroyo, cada granja y caminito, le anuncia al mundo que el paisaje es algo totalmente diferente en Gales". También podría haber agregado que el panorama terrestre y marítimo de Gales presenta una variedad prácticamente infinita, algo realmente sorprendente en un país tan compacto como éste.
Los contrastes abundan. La montaña más alta de Inglaterra y Gales -el pico rocoso de Snowdon- domina el escarpado Parque Nacional Snowdonia. El Brecon Beacons es otro parque nacional montañoso, pero aquí las cumbres son verdes y redondeadas, perdiéndose en la distancia bajo el ancho firmamento. Un tercer parque nacional, el de Pembrokeshire Coast, es el único costero de Gran Bretaña, en una zona famoso por sus espectaculares playas, bahías, acantilados y rebosante vida silvestre.

Arturo, Merlín y otros personajes
De norte a sur, de este a oeste, Gales es un cambio permanente. En un solo día puede descubrirse valles escondidos tras bosques veteranos, lagos imponentes y ríos torrentosos, y hermosos estuarios en los que las montañas salen al encuentro del mar.
Pero hay que quedarse más de un día porque estos paisajes son verdaderamente legendarios. Misteriosos monumentos de piedra erigidos por pobladores prehistóricos se yerguen contra el horizonte. Bosques de robles susurran leyendas del rey Arturo y del mago Merlín. Aquí ha dejado su impronta un cautivante elenco de personajes de las páginas de la historia, por la que han desfilado soldados romanos, caudillos medievales, santos celtas y caciques galeses.
Hay tantos monumentos históricos... El anfiteatro romano y la casa de baños en Caerleon, cerca de Cardiff, las piedras purpúreas de la catedral de San David, fundada por el santo patrono de Gales; la remota Abadía de Strata Florida, donde descansan los restos de príncipes y poetas galeses.
Pero, ante todo, Gales es tierra de castillos. Por sus paisajes se esparcen más de cuatrocientas fortificaciones medievales, una de las mayores concentraciones de Europa. El desafío es entonces caminar por las murallas de Chepstow, el primer castillo de piedra de Gran Bretaña; visitar la majestuosa fortaleza-palacio del Caernarfon Castle, o explorar el romántico castillo de Carreg Cennen, sublime refugio estilo Bella Durmiente, erigido sobre una roca enclavada en las montañas.

En pequeños trenes
El panorama puede ser sereno, pero hay mucho para ver y para hacer. Los atractivos y estimulantes espacios abiertos de Gales son ideales para todo tipo de actividades al aire libre: golf, pesca, navegación y deportes acuáticos, ciclismo de montaña, trekking en pony y, más que nada, caminatas.
Se puede caminar por cañadas boscosas o senderos de largo recorrido, seguir por suaves costaneras u optar por desafiantes excursiones a las montañas.
Otra manera de conocer Gales es a través de sus great little trains (pequeños grandes trenes), una colección excepcional de ferrocarriles a vapor de trocha angosta que, indefectiblemente, cautivan a los visitantes de todas las edades. Y, cuando viaje, no debe dejar de visitar algunos de los magníficos jardines de este país, cuya variedad refleja los muchos paisajes circundantes.

Festivales de verano
Gales es también un lugar pleno de acontecimientos. Durante todo el verano se llevan a cabo los festivales folclóricos conocidos como eisteddfodau, en tanto que la colectividad agraria se reúne en coloridos espectáculos campestres. Hay jazz de primer nivel en Brecon; un festival literario en Hay-on-Wye, que atrae celebridades internacionales; ferias artesanales, jornadas de mercado y caminatas guiadas, por no mencionar algunos acontecimientos muy originales entre los que se incluye nada menos que un maratón de "hombres contra caballos" y snorkel en un pantano.
Estos eventos especiales brindan la oportunidad de conocer a los lugareños. No es que cueste demasiado hacer amigos, dado que por dondequiera que se va la calidez y camaradería surgen espontáneamente. Es parte de la personalidad de los galeses resumida en su saludo de bienvenida: "croeso".
Con toda su belleza natural y su fuerte sentido de tradición, Gales es asimismo un país decididamente cosmopolita. Sus hoteles, posadas y restaurantes se clasifican entre los mejores del mundo. Sus actores, artistas y músicos, como Anthony Hopkins, Bryn Terfel y Tom Jones son agasajados en la escena internacional.
Sus dos ciudades principales -Cardiff, la capital, y la vecina Swansea- ocupan el sitial de centros progresistas con innovadoras obras en sus orillas y un ambiente vibrante y juvenil.
Y todo esto tan cerca del resto de Gran Bretaña. Estar en Gales significa disfrutar la diferencia.



La mejor época para visitar Gales es entre abril y agosto.
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