Año CXXXIV
 Nº 49.039
Rosario,
domingo  25 de
febrero de 2001
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Editorial Emecé ya no es argentina

Con la adquisición del sello Emecé -portador de un fondo editorial que incluye autores como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares-, el Grupo Planeta se prepara para consolidarse como el emprendimiento editorial más importante de Latinoamérica, pese a las condicionamientos de un mercado que en los últimos tres años redujo su rentabilidad en un 15 por ciento.
La multinacional de origen español, que publica en la Argentina unos 140 volúmenes por año, acaba de concretar la operación más resonante de los últimos tiempos, signados justamente por la concentración empresaria, la segmentación cada vez mayor del mercado y la conquista de nuevos circuitos de distribución.
"El propósito de la operación fue acceder a un fondo editorial complementario al de Planeta, en este caso en un porcentaje que llega al 80 por ciento más o menos. Esto significa que no es sustitutivo o competitivo, de ahí que se mantenga la intención de respetar la identidad de cada producto de manera separada", señaló Julio Pérez, cabeza del grupo en Argentina.
"Actualmente, estamos trabajando para tratar de unificar la gestión logística -todo lo que tiene que ver con almacén, entrega y despacho- y el área administrativa, que también va a estar centralizada. El resto, seguirá funcionando en forma autónoma", agregó.
Fundada en 1939 por Mariano Medina del Río, Alvaro de las Casas y Carlos Grau Menéndez, Emecé era considerada hasta ahora la única editorial de capitales nacionales genuinos. Desde 1947 estaba en manos de la familia Del Carril, que ya en septiembre del año pasado se había desprendido del 51 por ciento de su filial española.
El sello sostuvo hasta el año pasado un volumen de publicaciones de más de 120 lanzamientos al año, a razón de nueve títulos mensuales, entre los que se incluyen los últimos best-seller de Sidney Sheldon, Michael Crichton, Robin Cook, Wilbur Smith y la exitosa saga de Harry Potter.
El panorama editorial, sin embargo, no parece ser propicio para las grandes operaciones: el incremento registrado en los últimos cinco años en el porcentaje de publicaciones no se corresponde con la decreciente edición de títulos de autor nacional, y mucho menos con la baja de entre el 20 y el 30 por ciento observada en las ventas.
"El estado del mercado en general es crítico: de hecho, se produjo desde el 98 hasta ahora una caída del volumen de ventas que ronda el 15 por ciento. El tema es complejo y de difícil solución, pero de alguna manera va a tener que resolverse", opinó Pérez.
Paralelamente, Pérez admite que en los últimos años las estadísticas han detectado una migración de los gustos del lector, un desplazamiento de la ficción hacia hacia rubros considerados de no ficción, como el libro periodístico y la autoayuda.
"Creo que el fenómeno está generado porque en los últimos años a la no ficción se le sumó un público que habitualmente no era lector. Esa es una de las cosas que el Grupo Planeta capitalizó muy bien: la incorporación de nuevos lectores a partir de temas de gran resonancia popular -analizó Pérez-. El lector de ficción, en cambio, sigue siendo el mismo y responde a motivaciones relacionadas con inquietudes personales y nivel de estudios".
"Hay que tener en cuenta que las nuevas prácticas comerciales han hecho de esto una captación, haciendo circular al libro en lugares no convencionales, como las góndolas de los supermercados. Esto produjo a su vez un recambio en los géneros más solicitados", señaló el principal responsable de la editorial en la Argentina.
Dentro de las modalidades que el ejecutivo menciona podría incluirse la adquisición de librerías como estrategia de expansión: así por ejemplo, mientras el empresario petrolero Ricardo Gruneisen unificó El Ateneo y Yenny en una única cadena, el grupo español Santillana -propietario de las editoriales Alfaguara, Aguilar y Taurus- se quedó con todos los locales de Fausto.



Planeta es ahora la dueña de la obra de Jorge Luis Borges.
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