Año CXXXIV
 Nº 49.039
Rosario,
sábado  24 de
febrero de 2001
Min 23º
Máx 27º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
La pérdida de valores

La actual situación moral formula enormes exigencias a las nuevas generaciones. Hoy ser moderno es no estar sobre el pedestal destinado a los chapados a la antigua. Es el individuo que viene de contramano, cree que para disfrutar hay que beber alcohol y que quien no separa el sexo del amor es un anormal. Pero cuando alguien se enfrenta a la pandemia de las enfermedades de transmisión sexual, como el sida, el Estado y la comunidad no deben marginar al afectado porque es un acto inhumano. Es aquí donde la inmoralidad es sustituida por la legalidad llamada modernismo. Los más débiles, los adolescentes y jóvenes se burlan de la familia tradicional y de la paternidad. Esto proviene de la enseñanza que reciben de sus hogares donde los padres, embobados porque sus hijos son chetos los dejan divagar en su libre albedrío con tal que no los tilden de peleles. Es en el hogar donde se enseña que si en la vida no se disfruta del sexo, del alcohol y de la droga el individuo no es libre porque interpreta a la moral como coacción y vulnera la libertad de vivir. Hegel califica a la inmoralidad como la desobediencia a la ley de la ética y la moral, como la ley del cumplimiento del deber por el acto de voluntad y acatamiento a las leyes y costumbres de una sociedad sanamente constituida.
Roberto Linares


Diario La Capital todos los derechos reservados