En una jornada de campo, la Regional Rosario de Aapresid (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa), presentó los ensayos sobre variedades de soja de diferentes grupos de madurez sembrados el 17 de noviembre del año pasado, todas a 38 centímetros en líneas. La experiencia permitió verificar los resultados de cada lote, alcanzados con una buena rotación de cultivos y planificación en la fertilización con siembra directa. El centro de la atención lo atrapó variedad DM2800, que tradicionalmente se sembraba en latitudes muy altas como el sudeste de Buenos Aires, y se caracteriza por tener que resumir su período de cultivo en un tiempo acotado y con días muy largos; cuando en realidad la soja necesita para florecer días cortos o latitudes muy bajas. "La experiencia permitió generar un mejor ambiente productivo para estos tipos de grupos de madurez que son más exigentes en nutrientes, logrando incrementar la productividad porque el período de floración y llenado de grano se producen en un momento donde se cuenta con mayor radiación solar y días más largos", explicó el ingeniero Martín Ambrogio.
Se trata de variedades que responden más al termo-período que al foto-período y al ser traídas a la zona norte con 32 de latitud, muestran un comportamiento diferente que les permite resumir su tiempo de cultivo en períodos cortos. Desde que la planta comienza a emerger, desarrolla flores, vainas y estructura al mismo tiempo. Esto hace que tenga una mayor exigencia de nutrientes y agua que las variedades comunes.
Además de las sojas precoces, la reunión realizada en las 380 hectáreas del establecimiento que la familia Boixadera tiene en Los Molinos permitió ver ensayos sobre ciclos varietales más largos como el A6401 (grupo VI), que se identifican por un período de crecimiento mucho más prolongado, con una floración de mediados de febrero y una etapa de llenado de grano que se produce con días más cortos, donde se cuenta con menos radiación, y la planta tiene menos posibilidades de ser cosechada.
Manejo de grupos
Quienes la analizan, saben que la agricultura consiste en cosechar radiación solar. Cuanta más se pueda captar, mayores van a ser los beneficios. En definitiva lo que hace cada productor con su estrategia de siembra es capturar energía y transformarla en grano, por eso, cuanto más largo o mayores horas tengan los días (diciembre, enero) en la etapa crítica de llenado de granos, mayor es la productividad potencial que pueda lograrse.
De allí viene el manejo de grupos, en este caso de diferentes variedades de soja disponibles. También, de la capacidad de considerar a parte de la fertilización y rotación de cultivos; el manejo de distanciamiento entre hileras, debido a que los grupos de madurez más cortos (2, 4) tienen menos desarrollo vegetativo y facilitan sembrar a menores distancias que 52 centímetros, es decir, 26,25 ó 20 centímetros, permitiendo poner una planta más.
"En la medida que se tenga más fertilidad natural, existe la posibilidad de que cada planta consiga un mayor desarrollo vegetativo que a 52 centímetros y pueda alcanzar el cierre del surco", remarcó Ambrogio.
El manejo consiste en ver los lotes y comprender que cada uno tiene una situación diferente. Por eso en una jornada a campo, los productores se llevan los lineamientos; en este caso particular de cómo se comportan las fenologías en soja, pero de ninguna manera se puede trasladar esta situación a otro campo de la zona.
El campo de la familia Boixadera, presenta extensiones enmarcadas dentro de la clasificación Casilda 4 y 5, con fases moderadamente onduladas y severamente erosionadas, con pérdidas que van de 5 a 10 centímetros de su parte superficial. A su vez, tanto la zona de Los Molinos, como San José de la Esquina tienen un nivel de muy amplio de suelos degradados, debido a un pasado de casi 30 años de soja con agricultura tradicional.
Razones para una elección
El día de campo organizado por Aapresid en Los Molinos, permitió ver entre tantas cosas, que hay alternativas en soja de segunda y los grupos de madurez precoces son un excelente recurso para planificar siembras en ambientes de mayor fertilidad natural, logrando formar granos en un período de mayor radiación solar, escapándole a enfermedades como sclerotínia, entre algunos factores que pueden perjudicar la productividad.
Según Ambrogio, el 80 % de los productores de la zona están haciendo sojas de grupos de madurez 5 largo y 6, no utilizando para soja de segunda los grupos más precoces (2, 3 y 4 ,8).
El ingeniero Guillermo Berra considera los grupos cortos muy viables, capaces de mejorar la soja de segunda y potenciar una región característica de la oleaginosa.
"Manejo de rotación de cultivos, mejorar la calidad productiva y fertilidad de cada lote. Una vez que obtenemos un mejor ambiente productivo, comenzar a manejar los grupos de madurez de soja, hasta llegar a los más precoces, acortando tiempo, cosechando mayor radiación solar, previniendo enfermedades y ganando resultados con una mejor genética", remató Berra.