-¿Cómo llegaste al humor? -Empecé con la animación y conducción de shows en clubes y boliches, donde siempre incluía algo de humor. Con el tiempo empezaron a decirme que insistiera con eso hasta que finalmente decidí a dedicarme a la actuación como profesión. -Y vos te creíste que realmente eras gracioso... -Sí, eso fue antes. Ahora ya no, pero trato de hacerlo igual. -¿Cómo armás los shows? -Arranco con un monólogo, con el que trato de contar un poco de qué se trata lo que la gente va a ver. En esa primera parte cuento cómo empecé, y en la segunda castigo un poco a mi mujer y a los más allegados, porque, aunque los espectadores participan, no me gusta jugar con el público ni hacer reír burlándome de alguien. Considero que la gente tiene que reírse de lo que hago y no del pelado, el petiso, el gordo o cualquier supuesto defecto o seña particular de nadie. -¿Incluís música en el espectáculo? -Hago algunos recitados y algo de música, pero en general prefiero que me acompañen con las palmas, porque también creo que se tienen que reír del contenido de los monólogos, de lo que digo, y no de escucharme cantar. -¿Tan mal cantás? -Es raro, pero estoy convencido que no canto mal. Sin embargo, hubo veces que canté, y algunos no se fueron... -¿Tenés referentes? -No directamente. Trato de ser muy personal. Hago las cosas como me parece o como me gustaría verlas. Por supuesto que de todo el mundo se puede sacar algo positivo, pero no creo que se trate de no prestarle atención al resto para sacar algo positivo o no. Hay muchos y muy buenos humoristas, cada uno en su estilo: desde Jorge Corona o Carlos Sánchez, hasta Juan Verdaguer, o el monstruo que fue Tato Bores. Trato de focalizar en lo que mejor hicieron, pero no para parecerme a ellos, sino para rescatar lo más atractivo. -¿Estás más cerca de Corona o de Tato Bores? -Es un show variado. Hay picardía y también hago algo de política, y no le pego sólo a los de turno, sino a los que están o estuvieron y también a los que pueden llegar a estar. -¿Ser humorista te obliga a ser gracioso todo el tiempo? -No, trato de separar lo que es mi vida cotidiana de mi trabajo en el escenario. Allí sí tengo que ser gracioso. -¿Lo lográs? -Lo intento. Después durante todo el día trato de estar lo más alegre posible y tratar de ser agradable, pero no vivo actuando las 24 horas. Hay lugares donde llego y tiro tres o cuatro cosas graciosas, porque a veces me obligan, pero principalmente trato de ser gracioso arriba del escenario. Allí tengo que olvidarme de mis cosas para hacer lo que le gusta a la gente. -¿De qué se ríe la gente? -Creo que no hay un tema en particular. Por eso no enfoco temas determinados. No es fácil sacarle una sonrisa a alguien y menos hacerla reír. Cuando eso no pasa o no escucho el aplauso me quiero tirar del escenario. "No apto para serios" se presenta hoy, a las 23.30, en Babilonia, Rioja y 1º de Mayo.
| "La gente debe reir de lo que hago. No de los defectos". | | Ampliar Foto | | |
|
|