Buenos Aires.- Una pequeña de siete años, hija de un policía bonaerense, apareció asesinada ayer en la ciudad de Olavarría, con signos de haber sido golpeada con salvajismo y aparentemente violada. Por el brutal crimen fue detenido un hombre de 53 años, que pasó casi 20 en la cárcel, de donde salió hace pocos días.
El terrible episodio llenó de dolor e indignación a esa localidad, situada a unos 300 kilómetros de la Capital Federal.
La pequeña había desaparecido el martes y en su búsqueda se movilizaron 200 policías, 50 móviles y hasta un helicóptero con equipos de última generación.
El padre de la criatura asesinada, Miguel Angel Falcón, es cabo de la policía bonaerense y presta servicios en la División Narcotráfico de la ciudad bonaerense de Azul, vecina a Olavarría.
El martes, a las 18.30, Jenifer Soledad Falcón, de 7 años, que vivía con su familia en Junín al 4000 de Olavarría, fue en bicicleta hasta un comercio que está a dos cuadras de su casa, ubicada en el barrio Acupo, habitado por familias de policías y agentes penitenciarios.
Según vecinos, citados por la policía, la pequeña compró azúcar y nunca más volvió a su hogar. Entonces, la madre hizo la denuncia en la comisaría 1ª e inmediatamente se decidió montar un impresionante operativo, a cargo del comisario mayor Antonio Rodríguez.
Además de la espectacular cantidad de policías y patrulleros, se sumó al procedimiento un helicóptero que tiene un moderno sistema que permite ver en la oscuridad y, además, registra el calor del cuerpo humano en cualquier superficie.
Pero el pueblo estaba convulsionado. Mientras la policía rastrillaba el arroyo Tapalqué, en la periferia de la ciudad, una vecina llamó a la policía para decir que había visto a un hombre entrar a un terreno baldío con una bicicleta.
Cuando la policía llegó al lugar, encontró la bicicleta verde "todo terreno", una gorra con manchas de sangre, una hebilla para pelo color violeta, dos cortaplumas, ropa de hombre y dos maletines, escondidos en el baldío. Dentro de uno de los maletines la policía encontró una foto del sospechoso y, tras identificarlo, ordenó su inmediata búsqueda.
A las 7 de la mañana de ayer la Policía encontró en plena calle, a pocos metros del baldío, a Mario Oscar Sayago, de 53 años, cuya ocupación, según las autoridades, es "vendedor ambulante".
A las pedradas
Tras detener a Sayago la gente comenzó a agolparse en el lugar. Enterados de que estaba siendo detenido en el marco de la investigación por la desaparición de la niña, los vecinos hicieron caer "una lluvia de piedras" cuando Sayago fue trasladado a la comisaría 1ª de Olavarría.
Fuentes policiales dijeron que horas después el hombre habría confesado la autoría del crimen. A las 10.30 de la mañana el cuerpo de la pequeña Jenifer fue encontrado en un terreno de Ayacucho y Merlo. "Se encontraba desnuda, con evidentes signos de violencia en todo su cuerpo, pero especialmente en la cabeza y la cara", dijeron las autoridades policiales.
Anoche se realizaba la autopsia sobre el cuerpo de la criatura, que sería entregado en las próximas horas a sus padres, para que puedan velarla y enterrarla.
Mientras tanto, las autoridades policiales explicaron que el detenido "vive a una cuadra de la víctima y había cumplido una condena de 19 años de cárcel en Neuquén por un hecho de similares características". Agregaron que había sido liberado hace pocos días, tras finalizar esa condena.
Por temor a una movilización y un intento de "linchamiento" por parte de los vecinos, Sayago fue trasladado a un destacamento ubicado en la localidad de Sierras Bayas, a 15 kilómetros de Olavarría, y ayer fue nuevamente trasladado hasta una sede policial de la ciudad de Azul.
El espeluznante caso está en manos del juez de menores de Azul Eduardo Pedro Allende, con intervención del juez de Garantías de Olavarría Antonio Saladino y el fiscal Francisco Tourné.