Año CXXXIV
 Nº 49.036
Rosario,
jueves  22 de
febrero de 2001
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Una agente detuvo a un ladrón y a la vez lo salvó del linchamiento
Apresó a un chico de 16 años y debió protegerlo de un grupo de vecinos, a uno de los cuales le quitó un arma

Una joven agente de la policía rosarina que no presta habitualmente servicio de calle apresó a un muchacho de 16 años que había asaltado a un repartidor en la zona sudoeste de la ciudad, a unas siete cuadras de la Jefatura. Pero lo que parecía un procedimiento de rutina derivó en una batalla campal: un grupo de personas casi lincharon al asaltante y la policía debió lidiar con los enfurecidos vecinos para impedir que molieran a golpes al ladrón.
Elizabeth Lorena López tiene 25 años. Egresó como agente el 6 enero de 1997 del Centro de Instrucción en Destino. Su primer desempeño en la fuerza lo cumplió en la Brigada de Orden Urbano, donde le asignaron la custodia de edificios de la comunidad judía. Luego prestó servicio en la División Personal de la Unidad Regional II y en la subcomisaría 20ª. Actualmente continúa "con su profesión" en la División Personal.
A las 13 del martes Elizabeth había finalizado su tarea y regresaba en una moto hacia su casa cuando divisó a dos jóvenes que corrían en "actitud sospechosa". Uno de los muchachos llevaba una bicicleta "a la que se le había salido la cadena", por lo que Elizabeth presumió que se trataba de un robo y entonces interceptó a uno de los chicos.
"Iba por Lagos hacia Seguí y antes de cruzar Acevedo vi a dos muchachos que corrían. Entonces le pedí al que iba con la bicicleta que se detuviera. Le pregunté de dónde la había sacado. Me dijo que era de él, pero estaba nervioso y enseguida miró al otro (joven) que siguió corriendo", comentó la muchacha.
La actitud del joven despertó la sospecha de la agente que decidió arrestarlo porque presumía que se había apoderado de la bicicleta. Pero lo que parecía un procedimiento de rutina derivó imprevistamente en un acto violento: apareció un grupo de personas que comenzaron a golpear al asaltante mientras estaba tendido sobre la vereda. Una lluvia de patadas y puñetazos impactaron en su cuerpo.
Entonces la uniformada debió contener a los vecinos para que no lo lincharan. "Empecé a sacar a la gente para cubrir al detenido, pero en el forcejeo me doblé un dedo". La chica libró una batalla desigual y se enfrentó a un dilema: tenía que impedir que "no mataran a golpes" al detenido, pero al mismo tiempo no podía liberarlo y permitir que escapara.

Un refuerzo inesperado
En medio de la gresca pasó por el lugar en su auto un efectivo de la sección Caballería, el sargento Altamirano. El suboficial creyó que estaban agrediendo a Elizabeth y detuvo la marcha del coche. El policía enseguida entró en acción y la ayudó "para separar a la gente".
El muchacho que se llevaba la bicicleta, según el testimonio de dos de los justicieros, era responsable de un atraco contra un repartidor de productos lácteos, que había llegado a una granja de la zona.
Aunque el muchacho estaba desarmado, la agente aseguró que en medio de la batalla con los vecinos observó que una persona portaba un revólver calibre 22. "Se lo saqué y me lo puse en la cintura para que no me tiraran".
Poco después, un móvil del Comando Radioeléctrico trasladó al detenido a la comisaría 18ª, donde quedó a disposición del Juzgado de Menores Nº3, a cargo de Jorge Cartelle. Elizabeth, que relató el suceso con economía de palabras, aseguró que no tuvo tiempo de atemorizarse por lo rápido del suceso. "No tuve miedo en ningún momento".



Elizabeth López, de 25 años, fue protagonista del hecho.
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