Tras un temporal de 19 días con 40 grados bajo cero, cerca de 300 argentinos que viven en el continente blanco festejarán hoy el Día Nacional de la Antártida, preocupados por los informes científicos sobre calentamiento global que ya son verificables en el continente blanco. "Nuestros expertos han observado el crecimiento del número y el tamaño de los témpanos que se desprenden", aseguró el director nacional del Antártico, Angel Molinario, quien explicó que se pueden ver cambios en ese fenómeno natural de la región. Argentina realiza "un seguimiento permanente del comportamiento de los hielos y así tenemos datos que nos indican en forma clara y contundente los cambios climáticos, pronosticados por los científicos", indicó y explicó que los cambios se verifican en "los desprendimiento de la barrera de hielo y los témpanos que se generan tanto como en la acumulación de nieve y las oscilaciones que presentan". Argentina cuenta con seis estaciones permanentes de verano con sus respectivos proyectos de investigación: Jubany, Orcadas, Esperanza, San Martín, Belgrano II y Marambio, donde en 1969 se construyó a punta de pico y pala una pista de aterrizaje que permitió operar en la zona con aviones incluso de gran porte. "Tenemos estudios propios -contó Molinari- y además con distintos países, como Alemania, Italia y Estados Unidos, de acuerdo a distintos puntos del Tratado Antártico". El tratado incluye ahora un Sistema de Recomendaciones y el denominado Protocolo de Madrid por los que se establecen pautas para la protección del Medio Ambiente. Al respecto, Molinari recalcó que "este continente no sólo es un laboratorio de investigaciones sino también un observatorio privilegiado de la contaminación mundial". En las seis bases argentinas trabajan poco menos de 300 hombres a los que hay que sumar la dotación habitual de mantenimiento, investigadores de distintas universidades y el personal de logística que repara en esta época las estructuras. Pero este verano, por las malas condiciones climáticas, "no se activaron las bases temporarias, debido a que tienen sus proyectos encaminados y los nuevos trabajos se realizan en otros lugares". En el marco de un clima inusualmente hostil, hoy se volverá a recordar la llegada de la primera expedición argentina en 1904 de una pequeña dotación para ocupar un observatorio científico en las islas Orcadas, la base más antigua de la historia antártica argentina. "Fue un viaje con el típico riesgo que asumían sin vacilar los pioneros, que no tenían ni la ropa, ni las comunicaciones con que se puede contar hoy en día", apuntó Molinari. En esa época, la falta de comunicaciones sumía a los hombres que iban a la Antártida en un infierno blanco", allí permanecían en el mayor de los aislamientos, con todas sus consecuencias. Ahora, en cambio, los hombres de las bases "tienen la posibilidad de estar on line en comunicación con sus hogares, desde donde los pueden ver durante todo el día con una simple cámara digital".
|  La Antártida, un observatorio privilegiado de la polución. |  | Ampliar Foto |  |  |
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